AMLO, YA INVENTÓ LA CUARTA VÍA PARA CONDUCIR AL PAÍS
Dice el clásico: “no hay más conservador, que un revolucionario en el poder”. A lo que yo le agregaría, no hay más peor enemigo de las redes sociales, que alguien que tuvo mucha fama en ellas y que de pronto se le revierten.
En este último asunto, dos entusiastas de las “benditas redes sociales”, Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador, fueron beneficiados y catapultados por las redes sociales, antes y durante sus campañas políticas. Por eso AMLO, las llamó “benditas”, pero ahora, ya como gobernantes, expuestas todas sus limitaciones, excesos, mentiras, ocurrencias y dislates, estas: “benditas redes sociales”, les están pasando una factura muy elevada. Y hora que se les revirtieron, pretender desaparecerlas o regularlas a sus conveniencias.
En México, AMLO era como un Rockstar en las “benditas redes sociales”. Todos le aplaudían sus gracejadas y sus ocurrencias; todos estaban de acuerdo con su limitado, pero efectivo discurso, que se reducía, a, “acabar con la mafia del poder” y “castigar a los corruptos”.
Fue esto lo que lo catapultó, hasta llevarlo a la Presidencia, con un altísimo número de votos, los más altos en la historia del país.
Pero como era de esperarse (por aquello de que detrás de su charlatanería y su fingida pose por México y por los pobres) al llegar al Gobierno, no pudo estructurar un plan ni un esquema para poder cumplir las decenas de promesas que hizo y que obviamente, no ha cumplido.
El AMLO combativo, irreverente y proactivo, se convirtió en lo que tanto criticó y por lo que tanto luchó: en un monigote, que repite el mismo estribillo, en una persona intolerante y autoritaria y sin un gramo de inteligencia.
Por eso, el AMLO reaccionario y soberbio de hoy, que enfrenta a los mexicanos y se enfrenta con todo mundo, no ha podido echar a andar su Gobierno, porque sigue siendo un activista y agitador, en vez de asumir su papel como Presidente de todos los mexicanos.
El repentino cambio de humor y objetivos, le ha costado a López Obrador, el linchamiento en las “benditas redes sociales” y la mayoría de los medios de comunicación, nacionales e internacionales.
Y como si la vida de AMLO, fuera un paralelismo a la vida de Donald Trump, que también fue un gran beneficiario de las redes sociales, que utilizó para descalificar, denostar, humillar y deshonrar a sus adversarios, No había inteligencia ni capacidad política. Y hoy, que como Andrés Manuel, su linchado en las redes que tanto le beneficiaron, quiere acabar con ellas y quiere retirar algunas protecciones legales de las que disfrutó, aunque sabe, de antemano, que eso no sucederá.
Sin embargo, Trump, declaró que Twitter: “...está tomando decisiones editoriales. En ese momento Twitter deja de ser una plataforma pública neutral y se convierte en un editor como punto de vista. Y creo que podemos decir lo mismo de otros, ya se trate de Google, ya se trate de Facebook y quizás de otras”, Esto lo dijo la semana pasada, después de que Andrés Manuel, había descalificado al medios internacionales y nacionales y a columnistas destacados.
Ambos personajes, AMLO y Trump, ya dejaron ver vena autoritaria, y de los dichos, están por pasar a los hechos y ya sabemos cómo acaban este tipo de historias, porque conocemos cómo Hugo Chávez, implantó el totalitarismo en Venezuela, privatizado empresas, dilapidando la riqueza petrolera; casi se proclama emperador, sólo para dejar a su país, en manos de un tipo más torpe e ignorante que él y que acabó por destruir a un país con una riqueza y potencial económico, que no tiene ningún otro país del continente, ni siquiera México.
Sobre aviso.
Esto lo señalo, para después, como en la España antes de Franco, intelectuales y políticos, académicos, artistas y demás, advertía la inminente llegada de de la dictadura franquista.
De esta época, proviene la prosa de León Felipe: “Por qué habla tan alto el español”. En el que remata, “...a propósito de todas las veces que los españoles advertían en 1936, para prevenir a la majada, para soliviantar a los cabreros, para despertar al mundo: ¡eh!, ¡que viene el lobo! ¡que viene el lobo!... ¡que viene el lobo!
Nadie le oyó... Los viejos rabadanes del mundo que escriben la historia a su capricho, cerraron todos los postigos, se hicieron los sordos, se taparon los oídos con cemento, y todavía ahora no hacen más que preguntar como los pedantes: ¿Pero por qué habla tan alto el español?”
Así remata León Felipe:
“Sin embargo, el español no habla alto. Ya lo he dicho. Lo volveré a repetir: el español habla desde el nivel exacto del hombre, y el que piense que habla demasiado alto es porque escucha desde el fondo de un pozo”.