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Edición:
09-Dic-2024
Año
21
Número:
930
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Una nueva NORMALIDAD, llamada RESILIENCIA / 743


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Por:
Sin Censura
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17-05-2020
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Edición:

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POR: M.ED. DANIELA CARLOS ORDAZ

 

“No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente,

sino la que mejor responde al cambio.”

Charles Darwin.

 

Hace algunos años, cuando estudiaba la maestría en desarrollo infantil, un querido y apreciado maestro nos pidió hacer un ejercicio. Debíamos escribir una parte difícil de la historia de nuestras vidas. Algo tan sencillo como eso, no es fácil para muchos.

Semana después, un día en clases me dijo: “Eres una persona muy resiliente. Y por favor, termina de contarme tu historia, que me dejaste intrigado.”

En ese momento no entendía bien lo que me decía, hasta que ser resiliente, fue la única forma que encontré para lograr mis metas.

Hoy en día, se comenta mucho de la nueva NORMALIDAD, y de cómo tendremos que adaptarnos a una nueva forma de vida, con nuevas reglas y normas, con restricciones y prohibiciones. Nos sentiremos como aquel niños que no sabe qué hacer, ni cómo hacer o dejar de hacer algo, a lo que no estaba o ya estaba acostumbrado, y que en su interior, aunque sabe que no es correcto, quisiera hacerlo.

Períodos de frustración, de enojo, de soledad, de melancolía por lo que ya no será, serán el pan nuestro de cada día. El dolor de las pérdidas, el miedo de la incertidumbre, en fin, no nos quedará más que seguir adelante con nuestros propios recursos internos. El estrés post traumático hará de las suyas, y si no hacemos algo, terminaremos perdiéndonos a nosotros mismos, siendo víctimas del cambio, al cual, no pudimos adaptarnos.

La nueva “Normalidad” se llama RESILIENCIA, y si hay una profesión que promueve la resiliencia, esa es la docencia.

Hoy más que nunca, el papel del docente y de todos aquellos que trabajan en el area de humanidades, como psicólogos, terapeutas, tanatólogos y trabajadores sociales, serán fundamentales para lograr salir de esta crisis.

La resiliencia como muchos sabemos, es la capacidad de poder salir adelante, a pesar de las dificultades que se hayan tenido. Una persona resiliente, puede sacar lo mejor de sí, para hacer frente a lo que viene. Utiliza sus recursos para ayudarse a sí mismo a vencer sus propios miedos.

Esto no se logra de la noche a la mañana, se sigue un proceso mediante el cual, la persona va cayendo en cuenta de que puede y tiene la capacidad de salir adelante.

Cada docente y padre de familia, tendrá que transmitir eso a los alumnos, quienes ya no podrán tener una educación y una infancia, como la que muchos tuvimos, el contacto tan necesario, ahora será una de las mayores restricciones, y los eventos culturales, las fechas cívicas, y hasta los festejos, tendrán que esperar un tiempo; y sobre todo, tendrá la gran labor de identificar aquellos niños que no tengan las herramientas para desarrollar la resiliencia o se encuentren en situación de riego, para poder canalizarlos con un especialista en el área.

El desarrollo emocional en niños y jóvenes, forzosamente tendrá que tener prioridad en la curricula, para que puedan adaptarse a un entorno demasiado hostil. Si se practica, la resiliencia, logra destacar las fortalezas y oportunidades de una situación por demás negativa, para poder seguir adelante en el proyecto de vida. Esto a su vez, desarrolla la confianza, el optimismo, la autoestima, y la capacidad de superación ante las adversidades.

Y para muestra basta un botón, personajes como Nelson Mandela, que después de pasar veintisiete años en la cárcel, se postuló para presidente de Sudáfrica y ganó las elecciones. Ejemplos como el de Malala Yousafzai, Nick Vuijicic, Charles Chaplin, Víctor Frankl entre muchos más.

Como vemos, la resiliencia, no es solo un concepto que rellene espacios vacíos de las historias de vida, es mucho más que eso, es una capacidad que podemos y debemos desarrollar.

A continuación voy a mencionar algunas características de las personas más resilientes:

  1. Red social de amigos y familiares.
  2. Un mundo interior creativo.
  3. Adaptación al cambio.
  4. Inteligencia emocional.
  5. Mirará hacia el futuro.
  6. Pierden poco tiempo en quejarse.
  7. Sentido del humor.
  8. Gratitud.
  9. Piden ayuda cuando la necesitan.
  10. Empatía.

Todo esto nos ayudará a entender, que somos nosotros mismos, los arquitectos de nuestra felicidad y de nuestro propio destino.

Al final... “Nada dura para siempre, ni el dolor, ni la alegría. Todo en la vida es aprendizaje, todo en la vida está en seguir adelante.”

Y para qué son las alas, sino más que para volar...

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