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Edición:
02-Dic-2024
Año
21
Número:
929
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La crisis de la cuarentena / 742


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Por:
Sin Censura
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09-05-2020
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POR: M.ED. DANIELA CARLOS ORDAZ

Lo que parecía un buen momento para reflexionar, y para pasar tiempo con la familia, con el transcurso de los días, se ha vuelto un caótico proceso de adaptación, al que muy pocos han dado respuesta favorable.

Y es que no solo los médicos y todo el personal que labora en los hospitales tiene una tarea fundamental e importante, también están los docentes que tienen que atender a grupos enteros de manera virtual como pueden y como se puede.

Si bien es cierto que las clases virtuales no es algo nuevo o desconocido para algunos, no es tampoco algo con lo que estén tan familiarizados, y mucho menos en los niveles de educación básica. Niños de preescolar tomando clases a las siete de la mañana a través de un televisor, para luego continuar las clases con sus maestras; claro, aquellos que pueden, porque quienes no, tienen que hacer un gran esfuerzo para acceder a cuadernillos que les proporcionan sus maestros, llevándolos hasta las comunidades más alejadas.

Pero ahí no termina todo, luego está la fase de apoyo en casa, o educación en casa como se dice en los medios. Padres y madres de familia que tienen que trabajar desde casa, cuidar a los hijos, y hacer los quehaceres del hogar, otros que se quedaron sin empleo, y que su única prioridad en estos momentos, es saber cómo sobrevivir a esta situación tan complicada, donde los conocimientos y los aprendizajes quedan totalmente de lado, y tener que comer se ha vuelto un desafío.

Si a eso le agregamos que muchos de los padres de familia no terminaron ni la primaria, estamos metidos en grandes problemas. Según las últimas encuestas del INEGI, en México cuatro de cada cien hombres y seis de cada cien mujeres mayores de quince años no saben leer, ni escribir.

Padres de familia frustrados porque no pueden explicar lo que no saben y no comprenden, niños en ambientes hostiles, donde la alfabetización es una utopía.

Por otra parte está la violencia intrafamiliar. Según estudios, desde hace cuatro años se ha disparado en un setenta y dos punto cinco por ciento. Solo en el Estado de México el feminicidio se incrementó un cuarenta y cinco por ciento y las denuncias por violencia familiar un setenta y ocho por ciento en estos últimos meses. Denuncias que por supuesto, debido y a la contingencia, se quedaron archivadas.

Y en el aspecto emocional, ni se diga, hay momentos de dulzura, otros de desesperación, otros de furia y otros más de desolación. Nuestras emociones convergen en una montaña rusa. Un futuro cada vez más incierto. Datos arrojan que las llamadas de auxilio por suicidio aumentaron un cincuenta y cinco por ciento, muchas de ellas para pedir orientación por la incertidumbre del tema económico. El aislamiento ha aumentado esta cifra, en la Ciudad de México se han atendido varios casos de intento de suicidio, evitando la muerte de varias personas, en su mayoría hombres.

No es fácil para los doctores, ni para cualquier trabajador del sistema de salud, pero creo, que no es fácil para nadie, de una o de otra manera todos nos hemos visto afectados de manera personal o de manera indirecta.

Por eso, el día de hoy, mi aplauso es para ti, que a pesar de tus circunstancias económicas, sociales, o laborales, sigues adelante, y te mantienes firme, aún y a pesar de los problemas que puedas enfrentar.

Mi aplauso es para ti, que vives momentos de desolación, y de melancolía, a veces hasta de depresión profunda, pero sigues insistiendo.

Mi aplauso es para los los gobernantes, jefes, líderes y empresarios que salen a ayudar a otros, o desde sus casas, y que hacen posible que muchos puedan sobre llevar esta cuarentena.

Mi aplauso es para ti, y no importa si eres doctor, maestro, enfermera, intendente, cocinera, abogado, ingeniero, sacerdote, ama de casa, etc., lo importante es que estas aquí, que haces lo mejore que puedes, con lo que tienes,  y tratas de servir y sobre todo de vivir.

Nada es para siempre, y esto, también pasará.

Y para qué son las alas, sino más que pars volar...

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