Torreon, Coah.
Edición:
06-May-2024
Año
21
Número:
903
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MI VERDAD / 741


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Por:
Agente 57
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03-05-2020
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POR: AGENTE 57

ARRANCAMOS… EL AUTENTICO DESARROLLO.- el auténtico desarrollo depende, fundamentalmente, de una mayor y más extendida capacidad adquisitiva en los grandes núcleos populares. Esto sólo es posible si todos los sectores laborales disfrutan de mejor preparación, conocimientos técnicos y culturales más amplios, y una mayor conciencia de la importancia de su apoyo y su esfuerzo. Debemos aprovechar el más preciado de todos nuestros recursos: el hombre. La creación de fuentes de trabajo debe ser propósito fundamental de toda inversión, pública o privada. La riqueza producida debe ser compartida por todos. Si en el esfuerzo conjunto nadie es ajeno ni insignificante, nadie tampoco debe ser excluido de los beneficios. La meta es crecer y prosperar juntos. Acelerar el desarrollo puede parecer relativamente fácil a quienes creen que todo es obra del mero progreso, resultado del simple paso del tiempo. Pero el progreso verdadero, que tiene como propósito satisfacer las necesidades nacionales, dentro de un marco de respeto tanto a la persona como al interés social, exige una conciencia común que sólo obtiene cuando el gobierno inspira sus actos en el mandato del pueblo, única manera de contar con la acción popular, fuerza en que se basa todo posible desarrollo. En todo los países son complicados y de difícil solución los problemas del desarrollo. En México, cuya configuración geográfica, étnica y social hacen del país un complejo mosaico, hay una económia que comprende desde grupos de míserio autoconsumo, hasta sectores de alto desarrollo industrial; grandes disparidades entre el medio urbano y el rural; diferencias en el mismo campo, donde coexisten zonas de positiva o relativa prosperidad y lugares de crónica depresión. Enfrentamos agudos problemas urbanos en las regiones más desarrolladas; miles de mexicanos emigran al campo, atraídos por remotas posibilidades de empleo, para ir a formar en las ciudades un numeroso subproletariado; capas de la clase media en ascenso y expansión, al lado de otra que, a causa del propio desarrollo, por la concentración de las actividades económicas, por la implantación de modernos sistemas comerciales, encaran una segura decadencia o desaparecen para integrarse a otras capas o clases sociales. El artesano desplazado por la mediana industria; la mediana industria amenazada por la grande; cierto tipo de tradicional pequeño rentista con percepciones a la baja; el jubilado cuyos ingresos no aumentan en proporción al costo de la vida. Profesiones que, en su individualismo y saturación, ven reducido su campo de actividad remunerada; otras, de carácter cada vez más social, que exigen menos sacrificio; grupos formados por quienes habiendo cursado parte de una carrera o estudios preparatorios sienten que disponen de un aprendizaje muerto e inútil para mejorar sus ingresos personales. Todo lo anterior en medio de una defectuosa distribución del ingreso nacional que va desde la miseria hasta el exceso y que da lugar a un irritante y ostentoso desperdicio, de cara a una secular pobreza. Son éstos, apenas, unos cuantos de los muchos obstáculos a que diariamente nos enfrentamos y demandan políticas económicas y sociales más amplias y profundas. Por cierto, hablando de la pandemia provocada por el “Coronavirus” que flagela a todo el mundo, parafraseando a “Sanromán”; (colaborador de Milenio) en Torreón, el epicentro sostenido se encuentra localizado en el manto de la virgen ruta Torreón-Matamamoros, donde se han contabilizado hasta quince agentes de Vialidad, (Vírus Mordelón) verdaderos terror de los automovilistas. Por cierto los únicos inmunes a este mal, son los taxistas amarillos y los autobuseros. ¿Qué vacuna $$$e pondrían?

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