POR: SAMUEL CEPEDA TOVAR
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La actual pandemia en nuestro país sigue creciendo, generando una curva ascendente que no se ve para cuando inicie su decrecimiento, los contagios que iniciaron en febrero hasta la primera mitad de abril suman ya 449 muertos, 5847 contagios confirmados y más de 11 mil sospechosos; ubicándonos en la fase dos del semáforo de contingencia sanitaria. Si a esto agregamos la estimación centinela, tenemos que probablemente existan en México más de 25 mil casos, los cuales harán que se incremente de manera exponencial la curva de contagios ubicándonos en la fase III que sin duda hará colapsar el sistema de salud pública, pues no habrá espacio para atender casos graves. Pero esto no significa la mayor tragedia para nuestro país, pues si bien es cierto la pandemia y sus secuelas por sí mismas son ya una calamidad, la afectación que sigue será de manera general y afectará a la gran mayoría de los mexicanos, me refiero a la profunda recesión que se avecina producto de la caía de PIB por la desaceleración de la economía producto de la cuarentena y la parálisis de la actividad económica en muchos rubros. Esta es la segunda curva que silenciosamente está creciendo y que no acapara la atención tanto como la cifra de contagios. La SHCP estima que la caída será hasta del -3.9%, un escenario fatídico. Se estima que el gobierno dejará de recibir más de 405 mil millones de pesos principalmente por la caía de los precios del petróleo, así mismo, se estiman menos ingresos tributarios por el orden de los 64 mil millones de pesos. En cuanto al desempleo, aún es complicado estimar las pérdidas, pero si tenemos en cuenta que el 55% de los mexicanos que trabajan lo hacen en la informalidad, podemos suponer que la cuarentena afectará directamente a este grupo mayoritario de trabajadores mexicanos. Hasta el momento, se han perdido aproximadamente en un mes el equivalente a la totalidad de los empleos generados en todo 2019, es decir, más de 346 mil empleos, siendo Quintana Roo, Ciudad de México y Nuevo León las ciudades más afectadas por el desempleo. Y esta última curva seguirá creciendo mientras la curva de contagiados siga incrementando. Solo hay una receta para aplanar la curva de contagios, y es la cuarentena, pero esta medida por sí sola incrementa la curva de la crisis económica, por ello resultará necesario que el gobierno intervenga para aplanar la curva de la crisis. En otras palabras, existen dos actores para solucionar el problema. Para aplanar la curva de contagios se requiere que todos nos quedemos en casa, y para aplanar la curva de la crisis se requiere que el gobierno intervenga inmediatamente para auxiliar a la población que ha perdido su trabajo. El gobierno federal dice tener ya un plan para aplanar la segunda curva, parece ambicioso y consiste en hacer uso del fondo de estabilización de los ingresos presupuestarios por la cantidad de 158 mil millones de pesos, lo cual desde luego no compensará las pérdidas de PEMEX, pero también dice contar con 185 mil millones de dólares de reservas internacionales, líneas de crédito con el FMI por la cantidad de 61 mil millones de dólares, líneas de intercambio de divisas con la FED y el Tesoro de los EUA por 60 y 90 mil millones de dólares entre otros más recursos. Se trata entonces de poner a circular estos recursos en apoyos directos a desempleados, créditos a PYMES, que según el gobierno serán desde 25 mil y hasta un millón de pesos, y puesta en marcha de proyectos de infraestructura que generen empleo y crecimiento económico. Hay dos curvas que aplanar, y depende de que sociedad y gobierno camine en comparsa para superar este ecuménico mal.