POR: ABEL ALCALÁ H.
Como en una verdadera película de terror se encuentra transitando México, esta realidad a la que nos enfrentamos no la superan ni los mejores directores de películas de este género como James Wan con sus últimas producciones: El juego del miedo, Insidious y El Conjuro; Sam Raimi con su obra más exitosa en este género es The Evil Dead; David Cronenberg su estilo no es un miedo real como puede serlo un asesino serial sino un terror cosechado en el otro, en lo desconocido y deforme; Tobe Hooper director de: The Texas Chainsaw Massacre; George Romero sus títulos más conocidos son La noche de los muertos vivientes (1968), There's Always Vanilla (1971), Season of the Witch (1972) y The Crazies (1973); Wes Craven con A Nightmare on Elm Street; DariTod Browningo Argento con Suspiria; Roman Polanski con Repulsion, y Rosemary’s baby; Tod Browning con Drácula y Alfred Hitchcock un genio y maestro de este género cinematográfico.
El terror de los mexicanos es semejante a estar en un pantano que impide la movilidad de quien o quienes son atrapados en esa ciénega al grado de poner en peligro la vida después de una lucha exasperante.
La imposibilidad de la movilidad de las personas que son sustento de su hogar y que entran en un escenario de desesperación y falta de dinero para obtener los bienes para la manutención de la familia.
Las micro-empresas que afectada por la inmovilidad de sus clientes y proveedores ven esfumados sus ingreso y tienen la carga de cubrir semanal o quincenalmente sus pagos.
Las condiciones indignas y miserables de las familias que viven en espacios reducidos y el confinamiento le genera la percepción de estar sin libertad y con una camisa de fuerza.
Esta parálisis de producción, distribución y venta de los bienes y servicios genera estados de pánico, esquizofrenia, depresión y otros estados patológico mentales en quienes se siente impotentes para luchar por la sobrevivencia de sus empresas que les han costado innumerables sacrificios para sacarlas adelante.
Las organizaciones de la sociedad civil de las más diversas actividades que tienen las manos atadas para involucrase en acciones concretas para evitar que la crisis sea más dañina y destructora.
Las universidades y con ellas todo el sistema educativo mexicano sin respuestas a sus demandas, sin recursos y medios para organizarse para ayudar con sus capacidad intelectual y esfuerzo físico a proteger a los mexicanos en estado de vulnerabilidad.
Las autoridades de seguridad encargadas por velar por la salvaguarda y la vida de las personas y sus patrimonios no lograr bajar el índice de violencia en todas sus modalidades.
Las autoridades del sector salud que día a día ven las escenas más dolorosas y escalofriantes con los derechos habientes que llegan a solicitar su auxilio y la impotencia de no poder ayudarlos como su dignidad de persona humana lo demanda.
Millones de personas; obreros, profesionistas, prestadores de servicios, etc., que por falta de oportunidad y facilidad solo pueden ganarse la vida con su trabajo diario y de dependen de ese ingreso para el sostenimiento familiar ven con angustia, irritación y agresividad no poder realizar sus actividades.
En este pantano estamos todos los mexicanos, sin fuentes de empleo, con despidos, trabajo a medio sueldo, y otras calamidades más que horrorizan y lleva a la angustia y depresión profunda.
Lo peor del drama es que muchos gobernantes no hacen su tarea y voltean la cara a donde están sus intereses o consignas impuestas.
La alternativa es la organización civil de todos los sectores de la comunidad para generar la solidaridad y haciendo a un lado toda la demagogia venga de donde vengan, trabajemos con acciones concretas al alcance de cada uno para salir del pantano, cada uno haga su lista de acciones concretas con las que puede ayudar y hacerlo, entre más pronto iniciemos más pronto saldremos, usted lector dice la última palabra.