Torreon, Coah.
Edición:
14-Oct-2024
Año
21
Número:
922
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MI VERDAD / 737


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Por:
Agente 57
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21-03-2020
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POR: AGENTE 57

ARRANCAMOS… La magnitud de la victoria del presidente López Obrador y su Cuarta Transformación es bien conocida por todos. Fueron un poco más de 30 millones de votos la clara muestra de que mucha gente quería un país distinto del que tenía. Pero también, los resultados electorales  arrojaron un dato que llama la atención: de los 89 millones de votantes inscritos en la lista nominal, aproximadamente 59 millones no votaron por el presidente López Obrador. Muchos han criticado y otros defendido los primeros cinco meses de la Cuarta Transformación. Diferencias en la forma y en el fondo, cambios de paradigma, buenos contra malos, fifís contra chairos y viceversa, conferencias mañaneras, memorándums, aeropuertos, trenes, refinerías y un sinfín de decisiones, algunas acertadas y otras polémicas. Hay quienes piensan vivir los próximos cinco años simplemente criticando al gobierno. Valdría la pena que lo repensaran porque de ser así, les resultarán meses y años muy largos. En la lógica del beneficio de la duda, de una curva de aprendizaje que tiene fecha pronta de caducidad, de las consecuencias de decisiones propias sin tener a quién culpar por ellas, todos estamos obligados a ayudar al gobierno. Ayudar no es consentir, ayudar no es solapar, ayudar no es estar de acuerdo en todo ni siquiera en parte. Ayudar no es aventar la piedra y esconder la mano, no es quejarse en las redes sociales y ahí dejarlo. Ayudar no es negar en privado lo que se dice en público. Ayudar es criticar constructivamente, ayudar es involucrarse, ayudar es honrar nuestra máxima constitucionalidad sobre la participación ciudadana. Ayudar es disentir, al tiempo de ser capaces de transitar. Ayudar es marcar la falta para evitar la normalización de los yerros. Ayudar es indignarse por las malas decisiones y ser enfáticos en que no se repitan, es respetar al que piensa distinto y saber encontrar puntos de convergencia, ayudar es reconocer aciertos y aplaudir decisiones correctas. Precisamente la ayuda de los ciudadanos es la génesis de la corresponsabilidad con nuestros gobernantes. A nadie nos conviene desenchufarnos de lo que pasa en nuestro país. Tarde o temprano seremos los mismos ciudadanos quienes iremos de nuevo a las urnas y tendremos frente a nosotros la oportunidad de darle continuidad a un proyecto o elegir otro. Ahí será donde ayudar al gobierno ahora cobrará su justa dimensión. Pensemos a largo plazo, porque al final del camino ayudar a nuestros gobernantes es ayudar a México. Está claro que el gobierno de López Obrador se encuentra en una complicada curva de aprendizaje. Hay claroscuros a todo lo largo de estos primeros cinco meses. Aciertos que sus seguidores convierten en motivo de adoración  y desaciertos que sus detractores usan para exacerbar el odio y la descalificación. La prensa profesional, los columnistas los líderes de opinión, tendrían que actuar en beneficio de un espacio público más sano, en el cual se cuestionen los errores y se registren los logros. Si a AMLO le va mal, le irá mal a todo el país porque no debemos olvidar que le dan cinco años y medio a este sexenio. No se trata de aplaudirle incondicionalmente, pero tampoco de descarrilarlo. Hacerle hoyos a la lancha y hundirnos sólo para demostrar que la embarcación no era navegable resulta absurdo. Habrá que apuntar responsable y profesionalmente los errores y desviaciones del soberano con el ánimo de que advierta el costo de sus desaciertos, pero también habría que reconocerle aquello que funciona y puede contribuir a aliviar los graves problemas que aquejan a México. No podemos pasar por alto los descontentos que ha tenido Andrés Manuel López Obrador con diversos sectores empresariales y de la ciudadanía, pero la visión republicana del gobierno sujeta a esa tradición podrá dar las mejores luces o certidumbre para que todos sepamos que está no es errónea para México. Si nos apartamos de la tradición republicana podríamos contar otra historia, no tan fructífera para la ciudadanía y nuestro país. Lo que los ciudadanos pretendemos es que a México le vaya bien. No podemos claudicar ni ir en contra de nuestro México. No podemos, por la pasión política o animadversión contra AMLO, o por distintas filiaciones partidistas, echar por la borda lo realizado.

MI VERDAD.- La vía republicana es el mejor camino político para México. N.L.D.M

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