POR: FERNANDO RANGEL DE LEÓN
El viernes 13 de marzo, puede ser el último fin de semana largo en el país, después de 14 años que estuvo vigente; porque el Presidente, pedirá al Congreso de la Unión, reformar la Ley Federal del Trabajo, para que continúen siendo de descanso obligatorio los meros días 5 de febrero, 21 de marzo y 20 de noviembre, y no como hasta ahora que son el primer lunes de febrero, el tercer lunes de marzo y el tercer lunes de noviembre, respectivamente; por lo que de aprobarse ya no habría fin de semana largo el próximo lunes 16 de noviembre, con motivo de la Revolución.
Originalmente se señalaron como días de descanso obligatorio: el 1° de enero, el 5 de febrero, el 21 de marzo, el 1° de mayo, el 16 de septiembre, el 20 de noviembre, el 1° de diciembre de cada seis años, cuando corresponda a la transmisión del Poder Ejecutivo Federal; y el 25 de diciembre; no incluyendo el 5 de mayo (día de la Batalla de Puebla), porque se empalmaba con el día del trabajo, que es internacional.
Esa reforma cambiaría el calendario escolar porque todos los que laboran en los centros educativos, son trabajadores.
Hay pros y contras respecto de si se sigue o no con los fines de semana largos; pues unos afirman que en ellos, los trabajadores conviven con sus familias tres días seguidos (sábado, domingo y lunes), se fomenta el turismo, y se acaban los puentes; y otros sostienen que el descanso obligatorio debe ser el mero día en que acaeció el hecho o nació el héroe, para que lo recuerden y perpetúen la memoria histórica, ellos y sus familias.
Creemos que una solución conciliadora pudiera ser: dejar como fines de semana largos solo el primer lunes de febrero (por la Constitución), y el tercer lunes de marzo (por Benito Juárez-la Reforma); porque no se celebran con desfile, como la Revolución; habiendo sido inédito el del pasado 20 de noviembre, en la capital, que revivió escenas de esa Tercera Transformación, como haber desfilado la original Locomotora Petra, llamada así en honor a Petra Herrera, quien participó en La Toma de Torreón; y las Adelitas, llamadas así en honor a Adela Velarde, una revolucionaria; en el que destacó como siempre la gran mujer mexicana; y el que desafortunadamente no fue visto por cientos de miles o un millón o más de capitalinos porque estaban en sus trabajos o en las escuelas, pues ese día 20 cayó en miércoles y fue hábil.
Así, quitando solo ese fin de semana largo del 20 de noviembre, no se afectará ni la economía del turismo ni la convivencia familiar ni la historia; y de paso se quita un motivo de encono de quienes nomás están buscando un pretexto para estar en contra de la unidad nacional; la que requiere un poco de sacrificio de todos en todo, para llevar adelante a México.