POR: GUILLERMO OROZCO RODRÍGUEZ
* Múgica, el presidente que no tuvimos
* Las fuerzas de la reacción y el imperialismo norteamericano truncaron una continuidad de política progresista´
De origen michoacano al igual que el presidente Lázaro Cárdenas del Río, Francisco José Múgica nació en Tingüindín, Michoacán el 3 de septiembre de 1884. Hijo del profesor rural Francisco Múgica Pérez, y de su esposa, Agapita Velázquez, creció al mismo tiempo que el periodo dictatorial del héroe de la batalla del 2 de abril, el oaxaqueño Porfirio Díaz.
Para proporcionar una buena educación a todos sus hijos, el Profesor Múgica los inscribió en el Seminario de Zamora como alumnos externos. Francisco J. Múgica, además de los programas oficiales de la preparatoria, tomaba cursos especiales de latín, pues admiraba profundamente al romano Cicerón. Nunca estuvo de acuerdo en la enseñanza dogmática, por lo que se negó a estudiar teología, esta fue la primera “lucha” que emprendió impulsado por sus posiciones jacobinas que jamás abandonó. Al final de su vida afirmó: “No he cambiado; y ojalá nunca cambie. No hay nada peor que un hombre idealista a los veinte, burgués a los cuarenta, avaro a los cincuenta y con demencia senil a los setenta”.
A los 22 años se convirtió en un ávido lector de la prensa revolucionaria: El hijo del Ahuizote (de Daniel Cabrera Rivera y Juan Sarabia), El Diario del Hogar, (de Filomeno Mata), y Regeneración ( de los hermanos Flores Magón), órgano del Partido Liberal Mexicano en el que participó hasta que fue enviado a la cárcel en 1909. Su traslado a la Ciudad de México al año siguiente lo acerca a otro grupo opositor: el maderismo.
Con el triunfo constitucionalista, Múgica desempeñó varios cargos, pero el más importante fue el participar en los debates parlamentarios de la constitución de 1917, en que impidió que el ala terrateniente impusiera sus proyectos de convertir a la carta magna en una constitución democrático – burguesa en la totalidad de sus artículos. Era de baja estatura pero su figura se agigantaba al momento de participar en tribuna con sus argumentos incendiarios que una y otra vez derrotaban a los diputados del ala carrancista, en especial en los debates sobre la redacción de los artículos de mayor trascendencia, 3º, 5º, 27º y 123º, en los se impuso el triunfo del ala jacobina encabezada por J. Múgica, sus argumentos pudieron doblar al ala moderada. Hubo artículos incluso que fueron aprobados por unanimidad el 27º y el 130º.
Al principio de la década de los años veinte, siempre inquieto se fue a gobernar Michoacán y pudo aplicar las fracciones relativas a la propiedad de tierras y aguas de la nación, restituyendo mucha superficie agrícola a los campesinos, lo que acarreó terribles con los grupos poderosos de la entidad, le tocó además inaugurar el sistema de educación normal rural para hijos de campesinos, con la primera institución de este tipo en Tacámbaro, Michoacán.
Siempre al lado de su amigo el General Cárdenas con quien realizó muchos proyectos en común, en 1934 recibió con sorpresa y beneplácito la elección de este como presidente. Múgica entonces fue favorecido por su amigo, quien lo designó secretario de Economía Nacional. Ahí llevó a cabo una serie de medidas para pasar a manos del Estado ciertas actividades económicas fundamentales, destacando la creación de Petromex.
Ante la inminente expropiación petrolera, Cárdenas solicitó su participación para la redacción del respectivo manifiesto, pues en 1935 escribió “Lineamientos generales de nuestra política petrolera”, un texto que si bien no recomendó al pie de la letra la expropiación, sí propuso la revisión de las concesiones de explotación del subsuelo, la creación de refinerías estatales y la ampliación de la educación petrolera para no depender de técnicos extranjeros.
En 1936 fue partícipe de la llamada Ley del Petróleo, donde indicó que “el gobierno faltaría a uno de sus más elementales deberes, si no dedicara la mayor energía en […] que sean los nacionales quienes gocen del bienestar que deben proporcionarles las riquezas del subsuelo mexicano”. Como tal, esta ley no se ratificaría, pues sería filtrada a la prensa antes de tiempo. Sería hasta la presión obrera, que se dice fue influenciada por Múgica, que el tema se retomaría y culminaría con la decisión presidencial de la expropiación.
Era el mejor hombre para la sucesión del general Cárdenas en la presidencia, pero las fuerzas de la derecha estaban desatadas en contra de la política cardenista y Múgica era muy atacado por su radicalismo y para desgastarlo le explotaban sus ideas comunistas. Para evitar un conflicto en el que incluso se tuviera la injerencia del imperialismo norteamericano, el presidente aparentó dejar libre la sucesión y apareció como candidato a la presidencia por el partido oficial PRM, un hombre gris que ni siquiera regidor había sido en su natal Teziutlán, así llegó a la presidencia Manuel Ávila Camacho. Se decía que Múgica como candidato lejos de contribuir a la unidad nacional –qué tanto se explotaba- habría propiciado un choque de trenes.
Amalia Solórzano de Cárdenas relata el escenario de aquella sucesión: “El general Múgica representaba fielmente las ideas del Presidente, su modo de actuar y de sentir, pero el general pensó que un hombre como él asustaría al clero y serviría de pretexto para recomenzar la lucha religiosa. Era inteligente, muy drástico, extremista y avanzado en ideas para su tiempo. Era inflexible en cuanto a asuntos agrarios, educativos y sobre el petróleo, y estaba disgustado con muchos secretarios de Estado.
Es así que los temores de que le culparan de un sexenio demasiado radical, el general Cárdenas optó o dejó que optaran por otro candidato y nos privó de Múgica que se convirtió en el presidente que no tuvimos.
En marzo de 1954 fue internado en un sanatorio, el ex presidente Cárdenas, su amigo, su correligionario, su jefe, estuvo atento permanentemente a la evolución de su enfermedad, El 12 de abril escribió en sus apuntes:
A las 21 horas del día de hoy falleció el General Francisco J. Múgica. Durante sus últimos instantes estuvimos rodeando su lecho, su familia, el Doctor Ignacio Chávez, varios amigos del general y yo. La revolución pierde un hombre de mucho valor y la nación pierde un gran patriota.
Ojalá y en el proceso de sucesión 2024 las fueras del conservadurismo no frenen el proceso de la cuarta transformación y quien sustituya a Andrés Manuel López Obrador sea un fiel continuador de este régimen que dejó atrás el neoliberalismo.
Fuente.- Ribera Carbó Anna. El presidente que no tuvimos.
Guillermo Orozco Rodríguez.- A 16 de Marzo de 2020.