POR: JESÚS M. MORENO MEJÍA
“El genio de las naciones
está en sus refranes”
Francis Bacon
Cuando era un niño escuché un refrán popular, aún hoy en día: “Febrero loco y marzo otro poco”, referido concretamente a los cambios climáticos del centro-norte de la república en esta época del año, según me decían mi abuelo y mi padre.
Recuerdo también una sentencia un tanto cuanto macabra: “Enero y febrero, desviejadero”, en franca alusión a que en dichos meses mueren no pocas personas de edad avanzada, y que después se le agregó: “marzo y abril, para aquellos que no se quisieron ir”.
Pero vayamos por partes. Desde enero se presentan cambios drásticos en el clima, que hizo surgir un método tradicional de predicción meteorológica, llamado Cabañuelas, que para muchos es una forma de conocer las condiciones del tiempo y su comportamiento.
Homero Adame escribe en la revista “México Desconocido”, que las Cabañuelas, según algunos diccionarios, son el cálculo que hace la gente de los pueblos, con base a las características climáticas que se presentan en ciertos días de determinados meses, según el país y sus costumbres, para pronosticar el clima del año en curso”.
Lo cierto es que las Cabañuelas es un método empírico conocido desde tiempos ancestrales, que ha ido dándose a conocer de generación en generación.
Es difícil establecer con exactitud, dice Homero Adame, los orígenes de esta tradición, pero se cree que surgió en el Zamuc o “Fiesta de las Suertes” dentro del calendario babilónico, y cuya versión hebrea sería la “Fiesta de los Tabernáculos”. En la India también tenían doce días en la mitad del invierno para vaticinar las condiciones climáticas del año.
“En el México prehispánico, se cree que los aztecas adoptaron de los mayas este conocimiento ancestral, y como en ambos casos sus calendarios constaban de 18 meses de 20 días cada uno (más cinco días adicionales que no entraban en los meses), los primeros 18 días del año servían para cada uno de los meses, mientras los dos restantes predecían otros fenómenos: el 19 para pronosticar el tiempo del solsticio de verano y el 20 para el solsticio de invierno”, indica Adame.
Sin embargo, hay que dejar en claro que las Cabañuelas carecen de sentido científico, y según hemos podido observar los cambios del clima se prolongan incluso en el presente mes de marzo, con vientos fuertes.
Lo anterior hace valer el dicho “Febrero loco y marzo otro poco”, ¿O será acaso consecuencia del cambio climático que se ha venido dando a nivel mundial? ¡He ahí el dilema!
“Febrerillo loco, marzo ventoso y abril lluvioso, hacen a mayo florido y hermoso”.
¡Hasta la próxima!