AMLO; UN AÑO DE CAPRICHOS, ERRORES Y CONFRONTACIONES
El primer año de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, no ha sido, de ninguna manera, un buen año para la mayoría de los mexicanos. Es claro, que el Presidente, se encargó de dilapidar buena parte de su capital político, y sus altos niveles de aceptación, sin ninguna razón, pues, durante este periodo, se la pasó peleando contra molinos de viento, ya que no tuvo oposición ni contrapesos, pues la oposición, terminó por deponer las armas y entregar la plaza, dejando el camino despejado, al pendenciero Presidente.
Por otro lado, Andrés Manuel, acabó con los pocos contrapesos, y tiene además, el control de las cámaras. Por eso resulta irónico, que en vez de gobernar, se la pase haciendo propaganda, fustigando a supuestos enemigos de la Patria, denunciando a fantasmas que frenan, según él, sus planes y proyectos.
Lo cierto es que, sin oposición ni contra pesos, tenga paralizado al país, por la desconfianza que ha generado entre el empresariado nacional, por sus caprichosos proyectos, mal sustentados, por su austeridad draconiana, por la extinción de dominio, la criminalización fiscal, lo que ha provocado la parálisis económica del país. O sea, un crecimiento cero.
Así mismo, sin oposición ni contrapesos, persiste un desorden institucional, pues no hay una armonización entre los miembros del Gobierno, ni una agenda clara entre éste y los legisladores de Morena que se han convertido en lo que más odiaban y criticaban de los gobiernos prianistas: ser comparsas y levantados, sin una agenda propia, por lo que, las confrontaciones entre ellos, son muy frecuentes.
Pero lo que es más desastroso de este Gobierno, es la asignatura pendiente en el combate al crimen organizado, las fallas e inoperancia de la, mal llamada Guardia Nacional, que lejos de procurar seguridad, se ha dedicado, a ser el instrumento de Estados Unidos de América, para reprimir y detener el flujo de migrantes, que antes entraban en caravanas, sin ningún problema e incluso, con apoyo del Gobierno Morenista.
Bastó que Trump, diera un fuerte golpe en la mesa, para que la 4ª Transformación, terminara haciendo el trabajo sucio de los gringos y terminar a con un invaluable tradición, de ser un país abierto al flujo de migrantes, y ahora tenga que recibirlos y detenerlos, mientras realizan sus trámites para ingresar a Estados Unidos.
AMLO se ha auto flagelado, y con ello, ha arrastrado la buena imagen que México tenía, en el escenario mundial, al convertirse en un rehén de Donald Trump.
Pero lo que más ha dañado la imagen del Presidente entre los mexicanos, a los que dice proteger, han sido sus malas decisiones. Tal es el caso del cierre de las guarderías, del cierre de los comedores, el cierre de los centros de protección a mujeres violentadas, la crisis de los medicamentos y la desaparición del Seguro Popular, dejando a miles de enfermos pobres, sin atención, sin medicamentos y sin acceso a tratamientos que venían recibiendo, creando caos y confusión, porque la dependencia que sustituyó al Seguro Popular no ha podido establecer, ni explicar, las reglas de operación y, por el contrario, entraron en una franca contradicción con AMLO, pues mientras éste dice que toda persona, con sólo presentar su identificación, recibirá atención médica gratuita de cualquier nivel, así como la medicina que requiera.
Todo esto, sin contar, con que no ha cumplido con su promesa de combate a la corrupción, ni contra la mafia del poder, o sea, los ex presidentes y funcionarios de los gobiernos del PAN y del PRI. Por el contrario, ha solapado y exonerado a personajes muy cercanos a él, como Manuel Bartlett, Napoleón Gómez y a Elba Esther Gordillo entre otros.
Es curioso, antes de llegar a la Presidencia, López Obrador, era el peor enemigo de las casas encuestadoras y descalificaba, sistemáticamente, los resultados de las encuestas que no le eran favorables.
Hoy como presidente de México, es el más entusiasta de las encuestas, porque, obvio, casi todas le favorecen. O sea, que cuando decía que, “el que paga manda”, en alusión a las encuestas a modo, que favorecían a los gobiernos anteriores. Hoy que le favorecen a él ¿también son a modo? Y si lo son, ¿cuánto le cuestan al erario público?