POR: PEDRO BELMARES O.
En estos días que se ha sentido más el frío por estas épocas navideñas, uno se queda pensando en la gente más pobre que viven en casas de cartón y con anafres de leña y así se calientan, aunque esto puede provocar accidentes por inhalar bióxido de carbono.
Esa gente no tiene tal vez los recursos para comprar ropa como la de clase media y alta, aunque se sufre el frío igual si eres pobre o rico. Qué decir de nuestros viejos que no soportan el frío ya que sus huesos están débiles y frágiles y no resisten las bajas temperaturas, y podemos seguir hablando de muchas condiciones que sufre la gente pobre.
Haciendo una comparativa que la gente que tiene más posibilidades económicas se compra más ropa de invierno, pero no son para regalar la que ya usaron y mejor prefieren venderla en los tianguis, sabiendo que mucha gente la necesita, pues no tienen chamarra o suéteres para defenderse del frío.
En estas noches frías que la gente pobre no tiene ni una cobija para taparse, pero que tal los que sí tienen y van a estas tiendas grandotas a surtirse de cobertores.
Si nos vamos a la esencia de la Navidad que sería el nacimiento del niño Jesús que nació en un portal, la verdad es que nosotros vemos la Navidad diferente; comer los mejores manjares como pavo, bacalao, las mejores sopas y después disfrutar del mejor vino, enseguida vienen los regalos que eso nos hacen felices, pero en verdad no es la esencia de la Navidad.
La televisión y el mercado han influenciado mucho en que la mejor Navidad es tener lo mejor, cuando todo lo que anuncian es solo un escaparate; y compartir a los que menos tienen es algo que Dios nos lo va tomar en cuenta.