POR: SAMUEL CEPEDA TOVAR
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La pregunta es polémica y su respuesta aún más: ¿se puede impulsar el desarrollo económico y cuidar el medio ambiente al mismo tiempo? La interrogante sale a colación, por comentarios vertidos por detractores del proyecto del tren maya del gobierno federal, que acaba de ser galardonado con el Oracle Project of the Year Awards; por los beneficios a largo plazo que implica para la comunidad y economía de la región. Este premio es otorgado en el marco del Foro de Liderazgo en Infraestructura de América del Norte llevado a cabo en los Estados Unidos; es cierto, los estudios de impacto ambiental aún no están concluidos, según Fonatur, estarán listos antes del mes de noviembre de este año; un día después de la confección de esta columna. Hay que tener dos aspectos bien claros en este tema; el primero, es que el premio no se otorga por cuidado al medio ambiente; sino por los efectos que traerá consigo para el desarrollo económico de la región, más aún cuando las cifras de desarrollo económico nacional no son tan prometedoras; y, en segundo lugar; por supuesto que todo proyecto de desarrollo trae consigo depredación del medio ambiente. Lala en la comarca lagunera ha traído miles de empleos, oportunidades para muchos, pero el costo ha sido alto, pues ha consumido el agua potable de La Laguna; lo mismo sucede con la empresa Constellation Brands en los manantiales; es una fuente generadora de miles de empleos y prosperidad, pero depreda también el agua de los manantiales. Resulta casi imposible conciliar en un inicio ambos tópicos, para ello, tendríamos que impedir el empleo y la prosperidad para tener recursos medioambientales abundantes y sin mella alguna. Sin embargo, no todo tiene que ser negativo, pues la hipótesis de la Curva Medio Ambiental de Kuznets explora la relación existente entre crecimiento económico y calidad ambiental, intentando demostrar que a corto plazo el crecimiento económico genera un mayor deterioro medio ambiental, pero en el largo plazo, en la medida que las economías son más ricas, se plantea que el crecimiento económico es beneficioso para el medio ambiente, esto es, la calidad del medio ambiente mejora con el incremento en el ingreso de las personas. Desde luego que es una hipótesis que ha sido comprobada solo en naciones desarrolladas, en donde existen políticas que concilian desarrollo económico y cuidado del medio ambiente; y en donde mayor ingreso en las familias derivado de grandes proyectos de inversión, permiten que esas puedan adquirir equipo sustentable como paneles solares o vehículos eléctricos que derivan en menor polución, pero insisto, esto sucede en naciones desarrolladas, no en nuestro caso. De tal suerte que mientras no alcancemos aún niveles per cápita de desarrollo que reviertan daño medioambiental producto de crecimiento del PIB; tenemos que idear estrategias para revertir los daños de proyectos que definitivamente son necesarios, pues la inversión proyectada para el tren Maya será de 40 mil millones de pesos, lo cual sin duda significará empleos, turismo, divisas y prosperidad para una región urgente de crecimiento y desarrollo. El gobierno tiene la oportunidad de presentar un proyecto que contemple el desarrollo sustentable, porque el crecimiento no puede ni debe detenerse, pues de hacerlo se incrementarán males como la pobreza, la inseguridad y la recesión que aún nos tiene como país subdesarrollado. El crecimiento es un mal necesario, pero es, lamentablemente, una condición para el desarrollo.