Torreon, Coah.
Edición:
09-Dic-2024
Año
21
Número:
930
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COMENTARIOS AL RAS / 720


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Comentarios Al Ras
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26-10-2019
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LA VERDADERA HISTORIA DEL INGRESO DEL CLAN MEDINA A LA FCA (5)

Dedicado a las nuevas generaciones,

que no conocieron esta época violenta

y triste de nuestra Alma Mater.

 Las conexiones de Manuel Medina con políticos cercanos a Rogelio Montemayor Seguy  y a Enrique Martínez y Martínez, a base de comprar voluntades con dinero, viajes y viejas. Todo un caso el tipo.

Retrocediendo un poco en el tiempo.

El Rector Remigio Valdés, se ganó el respeto de los universitarios y el reconocimiento de la sociedad, después de que pacificáramos la Universidad y lo hicimos lucir como un extraordinario Rector, pues nos dimos a la tarea de conseguir recursos para hacer frente a los justos reclamos del Sindicato; proponiéndole y poniendo en práctica la Medalla al Mérito Universitario; organizando el Concurso de la Estudiante Ideal; dotando, después de muchos años de sequía, a los equipos deportivos de toda la universidad de materiales deportivos; firmando convenios con otras instituciones, empresas y dependencias del gobierno. A pesar de que un día sí, y otro también, Remigio decía que quería regresarse a la Ciudad de México, con lo que más alimentaba, y le alimentaban su ego algunos de sus más serviles colaboradores, a base de regalos y dinero (Don Remigio era muy austero al principio, pero ya, en su segundo periodo, comenzó a dar muestras de que le gustaba el dinero y la buena vida).

Desde la Oficialía Mayor teníamos y desplegábamos toda una estrategia para hacer lucir al Rector, soportando, sus cada vez más frecuentes cambios de humor, pues si acordábamos una cosa a media mañana, por la tarde ya había cambiado de parecer, porque alguien le llegó después con un chisme, una queja o una propuesta. Hubo ocasiones en que, a las 3 de la mañana, me despertaba llamándome por teléfono, para decirme que al día siguiente corriera a tal director o a tal persona, a quiénes alguien había grillado con él.

En fin, cuando el Rector me dice, después de coordinar le la reelección, que me iba a nombrar Secretario General de la Universidad, supe, desde ese momento, que mis días estaban contados dentro de la Institución. Y es que, resulta, que en esos pocos más de 3 años de gestión, ya había cambiado a dos secretarios generales, pues como siempre andaba diciendo que se iba a México y siempre les decía que, como secretario ellos se iban a quedar al frente, y lo mismo  me decía, que yo me hiciera cargo de la Institución, los anteriores secretarios, se la creyeron y se movieron con el fin de ser ellos los que lo sustituyeran una vez que se hubiera ido, pero cuando se dio cuenta Don Remigio, sin miramientos, los corrió.

Yo nunca caí en su juego, pero me colocó en una posición muy vulnerable, pues, para ese tiempo, casi todos los funcionarios saltillenses, comenzaron a conspirar en mi contra.

No le di mucha importancia, así que formé un grupo, encabezado por la Licenciada Felicitas Molina y otros ilustres abogados, con el firme propósito de reformar la Ley Orgánica y el Estatuto Universitario, propuesta que le presenté al Rector, quien, en principio estuvo de acuerdo, pero sujeto a que lo aprobara el Gobernador, porque corresponde al Congreso del Estado, primero, modificar la Ley Orgánica. Así, estuvimos trabajando varios meses, los abogados viendo los temas jurídicos legales y yo visitando todas las escuelas y facultades, hablando con los directores y los consejeros universitarios, para planchar el tema y llegar al Consejo Universitario, con una aprobación aplastante.

Cuando el borrador quedó listo, le avisé al Rector, y éste a su vez, consultó con el Gobernador, quien le respondió que, mientras él fuera Gobernador, no le iba a mover ni una coma a la Ley Orgánica, porque no quería problemas en la Universidad. Y ese mismo día, decidí, por esa razón y por las grillas que iban subiendo de tono y de la actitud apática del Rector al respecto, presentar mi renuncia al cargo, en la siguiente sesión del Consejo Universitario, que, por cierto, se realizó en el Auditorio de la Facultad de Medicina de la Unidad Torreón.

Volviendo al tema de las traiciones de los Medina.

Por lo que comenté al principio, Don Remigio creyó que tenía toda la autoridad y la capacidad para nombrar a su sucesor. Así me lo dijo días después de haber presentado mi renuncia, y como Manuel Medina y Juan Luis Contreras le llenaron la cabeza con chismes, diciéndole que yo estaba agitando al sindicato para que declarara la huelga y otras pendejadas, que Remigio se creyó.

 En esa plática, estaban presentes Avelino Hernández Corichi y Juan Luis Contreras, a quiénes textualmente les dije: “Maestro, si usted cree que renunciando y dejando a todo en la Universidad, va a lograr poner a su sucesor, está muy equivocado -eso lo molestó mucho y me tildó de negativo y no sé qué otras cosas más-, le dije que no conocía la Universidad porque sólo se dedicó a recibir los aplausos que otros le conseguimos. Está usted muy equivocado -le dije-, y desde este momento no solamente renuncié a la Secretaría, renuncié a todo en la Universidad. Pero no se le olvide lo que le digo, usted no va a poner a nadie”.

Y dicho y hecho, Rogelio Montemayor ya había asumido el cargo de Gobernador, y por la animadversión que le tenía a Remigio por el trato que me había dado, le impuso, a través de Oscar Pimentel, siendo Secretario de Educación en el Estado, a la persona que menos esperaba Don Remigio, a Alejandro Dávila flores.

Después del escándalo que los Medina le armaron a Juan Luis Contreras en el motel El Edén, éste sólo esperó que terminara su gestión para retirarse humillado a su casa. (continuará)

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