POR: PEDRO BELMRES O.
Por qué a veces nos faltan las palabras para decir un te quiero a un hermano o a nuestros hijos, por qué no tenemos la capacidad de entender que el tiempo es breve y porque no nos dedicamos a amarnos, ¿Por qué hay tanta desolación en el mundo? ¿Por qué la soledad ya es parte de nuestra rutina? Son cosas que nunca vamos a entender, aun sí nos hacemos daño entre padres e hijos y hermanos.
Personas como tú y como yo nos desilusionamos porque los demás critican nuestra forma de pensar y de vivir, por qué no tratarnos con amor y paciencia, valorar a la persona que está junto a ti, en ese preciso momento y por qué no aceptar la realidad, quizás mañana no vamos estar juntos.
A pesar de todo, no encontramos la compresión y la aceptación entre las personas, vivimos cargando mala energía, y siempre reprochando por los errores del pasado, sin pensar que el futuro es una hoja en blanco y que podemos rectificar el camino.
Vivimos enojados con nosotros mismos, y es por eso que nos enojamos con quien sea, es por eso que ya estamos cansados de convivir de esta forma y preferimos estar solos.
Es triste preferir la soledad, aunque estemos rodeado de mucha gente a nuestro alrededor, es terrible no convivir con quienes amamos, porque siempre hay un pero en nuestro diario vivir, y a veces ese bloqueo es tan pequeño, pero lo hacemos tan grande, porque queremos hacer nuestra voluntad, y que las personas amadas cambien, para sentir que teníamos la razón. Es más fácil hacer una reflexión sobre nuestra relación, y si somos nosotros los que hicimos mal, debemos de pedir perdón y volver a tener esa relación amorosa con nuestros seres amados que solo están esperando el momento de seguir, ávidos de eliminar todas las trabas que obstaculizan nuestra relación, y dejar la soledad para volver a vivir la alegría de una relación sana y llena de amor y de esperanza.