POR: EDUARDO GRANADOS PALMA
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Hace apenas un mes nos escandalizamos por el asesinato de 22 personas en el Paso Texas entre ellos 8 mexicanos, cuando nos despertamos con la noticia de que en un bar de Coatzacoalcos han asesinado a 26 personas, 24 mexicanos y dos filipinos. El tiroteo del Walmart el 3 de agosto pasado en El Pasó Texas es la mayor la masacre perpetrada en los Estados Unidos en casi dos años, donde Patrick Wood Crusius dejó supuestamente un manifiesto racista antes de matar a 22 personas y herir a otras 24 en protesta de una supuesta invasión hispana de Texas y planteaba: “Si podemos deshacernos de suficientes personas, nuestra forma de vida puede ser más sostenible”. Las autoridades aún deben confirmar que ha sido Crusius quien escribió el manifiesto sin firmar de 2.300 palabras colgado en Internet y cuyo título puede traducirse como La verdad inconveniente. El texto promueve la teoría supremacista blanca conocida como “el gran reemplazo” —formulada por el autor francés Renaud Camus, en alusión a un supuesto plan de las élites europeas para sustituir a la población blanca del continente por inmigrantes del norte de África y Oriente Próximo—. Si el joven es el autor, el ataque puede ser considerado además un delito de odio. En las primeras líneas del documento figura el apoyo al también supremacista blanco que perpetró las masacres contra dos mezquitas de Christchurch en Nueva Zelanda, con 51 muertos, el pasado mes de marzo. Nuevamente nuestro vecino del norte es una nación devastada tras otros tiroteos masivos que pusieron al país de luto otra vez con solo 13 horas de diferencia. Más de 30 personas asesinadas en cuestión de horas, cifra que podría aumentar dado que aún hay personas hospitalizadas entre la vida y la muerte. En El Paso, Texas, el principal sospechoso es un supremacista blanco que, según las autoridades, no ha mostrado ni una gota de remordimiento. En Dayton, Ohio, el atacante fue abatido llevándose así las respuestas de muchas interrogantes. Pero en Mexico y estamos peor pues esta última masacre confirma que mejorar la situación de seguridad en México no será una tarea fácil, aun cuando López Obrador se apresure a anunciar los avances en seguridad que supuestamente ha logrado su administración hasta el momento. Con la dispersión de estructuras monolíticas del crimen organizado, las disputas territoriales por el narcotráfico, la extorsión, el robo de combustible y otras actividades ilícitas no dan señales de menguar. Esto es especialmente cierto en Veracruz. Pero puede haber un método en su locura. Actos de una barbarie como la de la masacre de Veracruz hacen que perdamos toda cocidas de asombro. Cada nueva masacre supera a la anterior ya sea aquí o en Estados Unidos en esa constante lucha de noticias sorprendentes.