Una señora caminaba por la calle del pueblo cuando se cruzó con el cura. El padre la mira, se acerca a ella y le dice:
- Buenos días, ¿No es usted la Sra. Trina a quien casé hará unos cuatro años?
- Efectivamente padre, soy yo.
- ¿Y los hijos?, ¿Ha tenido ya algún niño o alguna niña?
- Pues no padre, lo estamos intentando, pero aún no lo hemos tenido.
- Bueno, no se preocupe, la semana entrante voy a Roma, así que, si quiere, encenderé una vela por usted y su esposo.
La Trina le contesta:
- ¡Oh padre!, muchas gracias, le estaremos muy agradecidos.
Ambos siguen su camino. Años más tarde se encuentran nuevamente y el sacerdote le pregunta:
- Bueno señora, cuanto tiempo, ¿Cómo se encuentra usted ahora?
- Muy bien, padre.
- Por favor, dígame, ¿Han tenido niños ya?
- ¡Oh, sí padre! Tres pares de mellizos y dos criaturas más, este año ya fueron dos… ¡En total tenemos cinco niñas y tres niños!
- ¡Bendito sea el señor!, ¡Qué maravilla!, ¿Y su esposo?, estará contento, ¿no?
- Mi esposo lo que está… ¡¡Es camino a Roma, a ver si puede apagrar la jo…##$# da vela!!