FRAGMENTOS DE MI VIDA Y NACIMIENTO DE SINCENSURA
1994, tiene un profundo significado para mí (por eso se me hizo muy interesante la serie de Diego Osorno, hace poco colocada en la plataforma de NETFLIX), porque en ese año, comenzó otra etapa de mi vida, que sentaría las bases de lo que soy.
En 1988, año de la elección presidencial más controvertida de la historia moderna, se enfrentaron dos candidatos que representaban, dos modelos diferentes de país: el neoliberal, Carlos Salinas de Gortari; y el nacionalista, Cuauhtémoc Cárdenas.
A La Laguna llegó el torreonense, Humberto Roque Villanueva, como candidato a diputado federal, por el distrito 06, prácticamente solo y con pocos recursos. Un servidor, con un grupo de amigos de la UAAAN, de la UAdeC y mi hermano Raymundo (QEPD), apoyamos a Roque en todo lo que estuvo a nuestro alcance, logrando -afortunadamente-, ganar la diputación. Desde ahí, nuestro amigo Humberto, fincó una fructífera carrera política y como servidor público. En todo este tiempo, estuve y sigo estrechamente ligado a él.
A Roque le anticipe que debería ser Presidente del CEN del PRI, siendo él, Presidente de la Gran Comisión de la Cámara de Diputados, lo que, a los pocos meses, a causa del asesinato de Francisco Ruíz Massieu, llegó a la dirigencia nacional del PRI. De esto, puede dar fe, Eduardo Olmos, quien entró por la puerta grande a la política, gracias a mi amistad con Roque y Rogelio Montemayor.
En septiembre de 1995, después de incursionar en algunos negocios, como ya lo comenté, Roque y Rogelio, abogaron por mí con Francisco Labastida, en ese entonces Secretario de Agricultura, para obtener el nombramiento de Gerente del Fideicomiso de Riesgo Compartido (FIRCO), en el Estado de Coahuila.
Esta etapa fue muy aleccionadora para mí; me permitió recorrer todo el estado, apoyar y fortalecer las actividades de grandes y pequeños agricultores y ganaderos, impulsando programas, que serían ejemplo nacional, gracias a la experiencia y al apoyo de un gran delegado de SAGARPA y de mi gran amigo y, en ese entonces, sub Gerente del FIRCO, y a todo un equipo de nobles ingenieros y técnicos, amantes de su profesión y su trabajo.
Cuando llegó la hora del cambio de Gobernador, apoyé y fui uno de los coordinadores de la precampaña de Alejandro Gutiérrez. Le elaboré la propuesta de su Plan de Gobierno, que fue sintetizada y publicada en todos los periódicos más importantes del Estado. Alejandro, quien tuvo un excelente equipo y pudo haber sido candidato por el arrastre y el entusiasmo que despertó, desistió y se sumó a la candidatura de Enrique Martínez y Martínez, quién había amenazado con irse del PRI, y seguir el ejemplo de Ricardo Monreal en Zacatecas, logrando asustar a la dirigencia nacional, quienes optaron por que fuera Enrique el candidato. En ese proceso, Humberto Roque Villanueva, sonó muy fuerte también como posible Gobernador, apoyado por Ernesto Zedillo Ponce de León, pero valió más el miedo de la dirigencia priista que los méritos y trayectoria de Roque .
Cuando Alejandro Gutiérrez se entregó a Martínez y Martínez, con la promesa de que él sería su sucesor, la gran mayoría de quienes apoyamos a Gutiérrez, decidimos irnos con Jesús María Ramón (QEPD), más por despecho que por convicción. TERCERA LECCIÓN.
Esta decisión, me costó sufrir los embates del ya Gobernador Enrique Martínez y de su Secretario de Gobierno, Raúl Sifuentes, quienes no me dieron tregua, me bloquearon y persiguieron de manera desproporcionada, al grado de exigir mi salida como gerente del FIRCO.
Para mi fortuna, la relación y amistad que había construido con los ganaderos de la Entidad, en su asamblea anual, decidieron invitarme para que dirigiera el comité Estatal de Sanidad Animal, puesto en el que dure, exactamente un año, pues, ante la posible reelección del presidente de la asociación ganadera, Raúl Sifuentes, le puso como condición, para apoyarlo, que me quitará del puesto, cosa que yo le dije que aceptará, pues no valía la pena que él, que me había tendido la mano, no pudiera reelegirse.
Para mí este fue un duro golpe, porque me quedé virtualmente sin trabajo. Pero como ya había tratado y conocido a Enrique Martínez desde Mis tiempos de estudiante de la Universidad Autónoma de Coahuila y viendo cómo se había transformado y vuelto un soberbio, mi paisano y, entonces amigo, Raúl Sifuentes, sabía que mi suerte estaba echada, por no haberlo apoyado en la interna, aunque sí en la elección constitucional.
Así que, junto con mi sobrino, habíamos creado un despacho de desarrollo de software, diseño de páginas web y de mercadotecnia, y en esa etapa tan dura, hubo quienes, desafiando al Gobernador y a su Secretario, nos abrieron las puertas. Uno fue Galo Medina, a quien, siendo Presidente del Comité Estatal del PRI, le elaboramos un proyecto de reestructuración y refundación del partido. La otra persona, fue la licenciada, Miriam Cárdenas, quién había sido mi colaboradora en la Oficialía Mayor de la Universidad Autónoma de Coahuila, y en ese tiempo fue nombrada Presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, a quién le desarrollamos un portal web interactivo que la catapultó, entre otros méritos profesionales y su inteligencia, como la mejor Presidenta en el plano nacional.
Pero un evento muy importante y determinante para lo que hoy soy, fue la invitación que me hizo Paco Dávila, para que le coordinara su proyecto de llegar a ser candidato a la Presidencia de Torreón.
A Paco le acepté su propuesta, a cambio de qué, si no le daban la candidatura por el PRI, la buscaríamos por otro partido, además de varias condiciones más. Pero esa, ya es otra historia. Continuará.