LA COLUMNA DE FIDENCIO TREVIÑO /
POR: FIDENCIO TREVIÑO MALDONADO
La idiosincrasia del nuestra raza trasciende y hasta rebasa todos los límites que cualquier otra etnia, habitantes, nación o personas se nos ponga enfrente en el tema o acción que sea. Dicen que así semos, porque así somos y que por estamos como estamos y, lo peor es que así nos hicieron creer, así nos califican y así nos mantienen con esos sofismas para hacernos creer que todos, sin excepción, somos corruptos, unos ignorantes, que pertenecemos al cuarto o quinto mundo, que no somos capaces de hacer nada porque esperamos que otros lo hagan por nosotros, que la suerte nos caiga del cielo, que la virgen nos haga el milagro de ser ricos, etc. Todo esto, cada día nos lo repiten hasta hacerlo que penetre en nuestro cerebro y que la sociedad, el pueblo y sus habitantes llegamos a creer que somos unos discapacitados. De brutos o pendejos no nos bajan algunos "analistas del sistema;" mismos columnistas, editorialistas, conductores que son pagados para difundir esos sofismas, mentiras que trascienden y penetran hasta la médula del endeble sistema social, político, judicial, económico y ambiental que nos rodea.
Por convenir a nuestra clase que domina en el país, nos venden a precio muy caro la mentira de que los mexicanos somos unos "enanos" en todos los aspectos, y que la mediocridad abunda, pulula y campea en todas nuestras instituciones que van desde los campesinos dominados por unos cuantos líderes, pasando por los hacedores del futuro del país, los profesores, llegando hasta la más alta esfera económicas, esta también dominada por una docena de familias monopolios que se llevan, entre las patas a muchas instituciones hundidas o enlodadas hasta el cuello.
José Chávez, originario de un ejido cerca de Ocampo, Coahuila; sólo curso hasta cuarto año de primaria y, desde muy chico, primero trabajo con su padre en las labores ingratas del campo, después en donde podía, sin salirse del tenebroso surco de la miseria en trabajos de gallo a grillo y con un raquítico sueldo, sin prestaciones y sin seguro alguno. A los 19 años cruzó el Río Grande; primero, con los rancheros de Texas como peón, a los dos años de trabajar en ese rancho y pese a su juventud ya pertenecía al equipo formado por dos mexicoamericanos y tres gringos, abocado José en las diferentes siembras, se fue a Nuevo México al cultivo de chile, aún siendo "mojado", adquiere a sus 28 años un pequeño predio de 15 acres, unas 5 hectáreas y es a la fecha (2017) a los 37 años de edad e indocumentado, uno de los exitosos agricultores de este producto y presidente de la Asociación de productores y exportadores de Chile. Habla, lee, escribe y entiende el inglés a la perfección y ha logrado llevarse a 23 familiares, todos trabajan en las labores de este producto. José es tal vez el último de millones de emigrantes, con o sin documentos, que triunfan no sólo en los USA, sino en todos el mundo ¿Por qué allá si y aquí no? Y él dice muy humilde --No se crean de todo lo malo que se dice de nosotros los mexicanos--
--La gallina del granjero se encluecó y se echó con una docena de huevos, por error, el granjero puso un huevo de águila en el nido. Pasaron los 21 días y los cascarones, uno por uno, comenzaron a romperse y a salir los polluelos; pronto, la gallina los acogió bajo sus plumas, todos crecían y sólo uno era diferente, sin embargo, hacía lo que la mamá gallina les mostraba y sus hermanos polluelos también hacían. El polluelo diferente creció, al igual que sus hermanos de nido, sin embargo, cuando fueron muchas las ocasiones en que al ver al cielo observaba aves que volaban y raudos surcaban el firmamento, él preguntaba ¿Por qué sus hermanos y él no podían volar? Mamá gallina miraba con amor a todos los polluelos y les enseñaba a rascar la tierra para buscar gusanos y semillas, sin embargo, no les podía enseñar a volar, porque a ella nadie le enseñó a pesar de ser ave, tener plumas y alas. Un día, el polluelo águila, al bajar de la rama en que dormía al igual que su hermanitos pollos, este emprendió el vuelo, extendió sus alas y voló, subió más alto que el mismo árbol, su madre le mandó bajar y sus hermanos intentaron seguirla, pero en sus vuelos cortos fallaron y a poca altura regresaban al duro suelo, entonces, la madre los reúne y les dice --No intenten volar, porque así es nuestra naturaleza y así nos toco vivir.
La aterradora teoría de que los mexicanos somos malos para jugar, que no podemos llegar a la meta primero por la estatura, por el color y olvidar el ejemplo cuando J. Robinsón (1946/47), rompió la barrera de color en el béisbol, ante el enojo de muchos peloteros --No se preocupen por él-- Les dijo un manager de apellido Cooper --deben de preocuparse por los negros que vienen detrás de él-- Cosa que así fue y el béisbol, como otros deportes en los USA, está dominado por negros.
El dominar, domesticar, manipular y conducir al pueblo cual manso rebaño ha sido la consigna de los poderosos, de pagar "invertir" millones de pesos para someter y hacer creer desde que se es niño de que así nos toco vivir, que así debe de ser, que hay que seguir en este o aquel trabajo, porque debes sentirte orgulloso de ser mexicano, que así son nuestros gobernantes, que roban y que la justicia debe estar al servicio de los que puedan pagar por ella, que para eso hay que estudiar para hacerte rico y chingan al que se deje, que el respeto es cosa del pasado, que la moral es el árbol que da moras y que nuestros héroes son basura y hasta hay que escupir, cagar y mearse en sus tumbas y olvidar sus preceptos, en fin, hacernos creer que Dios es el que manda y que hay que dejárselo a Él. No hace tiempo los promotores del PRI recorrían las calles y tocando puertas no para pedir el voto, sino para asustar a los habitantes diciéndoles que si votaban por otro partido perderían todo lo que este partido y sus gobernantes habían logrado, sin saber que el rastro de miseria era precisamente por los gobernantes de este partido y, sin embargo, surtió efecto ya que por 80 años fueron no gobernantes, sino devoradores de los habitantes.
Hace años, declaró el dueño de Televisa --La televisión es para gente jodida-- y es que en este lapsus el dueño de esta empresa pensó en voz a alta, sin embargo, parece ser que para los mexicanos sigue siendo nuestra mala madrastra que tenemos hasta en la cocina y tratando de hacernos querer que sólo ellos poseen la verdad absoluta y que al resto de los habitantes nos queda escuchar, ver y obedecer y quedarnos con el 000.09 % para discernir y reflexionar sobre nuestro pasado cultural, presente convulsivo y un futuro difuso y confuso, que está en el devenir diario, este miserable porcentaje repartido entre los 130 millones de habitantes. Nos enseñaron a ser comunicativos con rumores, a desconfiar y estar a la defensiva y muchas veces a acostumbrarnos hasta a la miseria, pobreza, violencia e injusticia; los motivos son muchos, las casualidades nos forjan y las circunstancias parece ser que son las que nos dictan y muchas veces rigen las reglas en que debemos vivir, aunque estas sean medias mentiras y mentiras completas. ¿Qué nos falta pues…?
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