POR: REDACCIÓN
Torreón, Coahuila.-
En apenas dos semanas, se registraron dos casos mortales de violencia contra la mujer. El primero de ellos conmocionó a la región por que la víctima fue una pequeña de dos años de nombre Milagros, que llegó al hospital con heridas que le costaron la vida. El victimario fue su padrastro, Édgar, que la golpeó sistemáticamente hasta que su pequeño y frágil cuerpo cedió.
La muerte de Mily conmocionó a la Laguna por la saña con que se dio y el abuso por parte de quien, se supone, debía protegerla. El responsable está detenido y enfrentará todo el peso de la justicia, y se espera una sentencia ejemplar que lo tendrá mucho tiempo tras las rejas.
Pero no en todos los casos se detiene al agresor. Apenas una semana después de la muerte de la pequeña Mily, en la carretera a Saltillo, cerca de Viesca, fue encontrado el cuerpo de una joven mujer que murió por bronco-aspiración debido a los golpes que recibió en la cara. Su agresor la dejó tirada en el monte y fue encontrada al día siguiente ya sin vida. Una vez más, la saña con que se cometió el crimen es de llamar la atención.
Lamentablemente, se trata de un delito que se extiende a lo largo y ancho de la república mexicana, pues de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), nada más durante el primer trimestre del año se registraron 227 feminicidios; 72 en enero; 70 mujeres más fueron asesinadas en febrero; y la cifra se disparó a 85 casos en marzo.
Por estado, Veracruz se sitúa a la cabeza de esta macabra lista al registrar 46 feminicidios; le siguen el Estado de México (21); Sonora (20); Puebla (15) y Nuevo León (13). Las cifras, por supuesto, pueden ser engañosas, pues no son pocos los crímenes contra mujeres que se tipifican como homicidios pasionales o por vínculos con el crimen organizado, lo cual funciona bastante bien para maquillar las cifras.
Según los mismos datos publicados por SESNSP, en el mismo periodo del 2018, se registraron 199 casos de feminicidio, lo cual refleja que para el 2019 se incrementaron las cifras en 28 casos, es decir, las políticas públicas encaminadas a erradicar la violencia de género simplemente no están funcionando.
La tendencia nacional en el aumento del número de feminicidios que se presenta a nivel nacional se está replicando en Coahuila, con la diferencia de que en el estado los casos se han cuadruplicado, de acuerdo con los datos de la Fiscalía de Investigaciones Especializadas, que registró tres casos en los primeros cuatro meses del 2019 se han registrado 13 feminicidios, la misma cifra de todo el 2018. La región del estado donde mayor número de casos se han presentado, lamentablemente, es La Laguna, con cinco casos en Matamoros y cuatro en Torreón. Le siguen Piedras Negras (2); Monclova (1); y Ramos Arizpe (1).
El gobernador del estado, Miguel Ángel Riquelme Solís, reconoció la situación y añadió que desde el gobierno estatal, a través de los institutos y Centros de justicia para la Mujer, se implementan las políticas públicas necesarias para erradicar los feminicidios, aunque las cifras indican que falta mucho por hacer, sobre todo al interior de las familias, que es donde mayor número de casos se presentan.
Y mientras las cifras siguen creciendo y son frías e inexpresivas, en dos hogares de La Laguna el dolor por la pérdida de Milagros y de Miriam Sugey, de 15 años, la joven encontrada muerta en su propia sangre en un ejido de Viesca, es insoportable, indecible, abrumador.
Los familiares de Miriam Sugey se manifestaron para exigir justicia, pues hasta el momento no se tenía pista alguna de él o los agresores que le quitaron la vida con tanta saña. No han podido reclamar el cuerpo pues las pruebas de ADN llevarán al menos 15 días. Mientras tanto, en medio de la tragedia, toman el coraje para salir a las calles a reclamar, cuando menos, que él o los culpables paguen por tan artero crimen.
Unos días antes, en Matamoros, los familiares sepultaron a Mily y luego se congregaron en la explanada de la presidencia municipal para exigir justicia. Dos tragedias, dos familias, un solo dolor. Todos, sociedad y gobierno, nos estamos quedando cortos en la prevención de la violencia de género. Mientras no se lleven a cabo verdaderas acciones contundentes de prevención y, sobre todo, de reeducación, seguiremos viendo como familias se enlutan y las cifras, frías y maquilladas, siguen creciendo. Cuando se trata de la pérdida de vidas, una sola es demasiado.