POR: SAMUEL CEPEDA TOVAR
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Con este encabezado, Federico Reyes Heroles, en su magistral ensayo: “Corrupción, de los ángeles a los índices”; precisaba que para que la corrupción hiciera acto de presencia, se necesitaban por lo menos dos actores dispuestos a realizar ese baile o ritual llamado corrupción. El escándalo es sin duda lo que parece ser el inicio de una tormenta en la que pudieran encallar peces gordos; pertenecientes tanto a la iniciativa privada como al sector público. Altos Hornos de México (AHMSA) y Petróleos Mexicanos (PEMEX) están protagonizando este baile en donde está de por medio la bandera principal de batalla del presidente Andrés Manuel López Obrador, me refiero al combate frontal y son tregua a la corrupción. Fue en el año de 2014, cuando la empresa filial de PEMEX, PMI Comercio Internacional, firmo un contrato con el consorcio Agro Nitrogenados para comprar activos de dicha empresa, perteneciente a AHMSA e iniciar la rehabilitación de los mismos. El costo total de la operación fue de 475 millones de dólares, costo que fue absorbido en su totalidad por la paraestatal. Y no fue sino hasta el año de 2017, que la Auditoria Superior de la Federación detectó que dicha compra de la empresa presentaba una serie de irregularidades; comenzando por avalúos fuera de lugar, además de encontrar que el 60% de la maquinaria de dicha empresa era inservible. En otras palabras, se compró una empresa a sobre precio, inservible y con gastos excedentes sin poder justificar. El suceso ha devenido en un escándalo para la principal empresa del centro del Estado de Coahuila y principal motor económico de la ciudad de Monclova y sus alrededores, y a pesar de que se congelaron en un primer momento las cuentas de dicha empresa, ya se han liberado aquellas que garanticen la funcionalidad del consorcio acerero en cuanto a pago a proveedores y a trabajadores. Por su parte, Emilio Lozoya, quien fungía como director de la petrolera cuando se realizó la compraventa de la empresa ProAgro en Veracruz, es buscado para su detención. Pareciera la trama de una novela policiaca, no obstante, se trata de lo que parece ser una tragedia más de corrupción mexicana de la cual ya estamos curados de espanto, tristemente, acostumbrados: casa blanca, estafa maestra, Odebrecht (que por cierto esta última tiene relación con el caso de ProAgro), sin embargo, el matiz de diferencia con respecto a otros casos, es que el actual presidente llegó al poder con la promesa de combatir este pernicioso flagelo que supone ser la corrupción; y la oportunidad de castigar a quienes han abusado de los recursos del pueblo mexicano es ahora más clara que nunca. Es un resquicio histórico, es la oportunidad de mostrar al pueblo que la decisión de enfrentar los males que azotan a nuestro país es más sólida y seria que nunca. Y no se trata de un simple discurso que atraiga simpatías o votos, pues ya lo precisó la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, la corrupción y la inseguridad limitan el crecimiento de México, de la misma manera, Reyes Heroles afirma que los países más desarrollados son aquellos que son menos corruptos, menos opacos, más transparentes. No es una cacería de brujas ni nada personal, se trata de enfrentar decididamente a quienes se han opuesto al crecimiento y desarrollo de nuestro país con prácticas nefastas, caiga quien caiga, y emular estas acciones desde los tres niveles de gobierno hasta la más modesta escuela pública. Se trata entonces, de romper con ese pernicioso binomio del tango al que hacía referencia tan atinadamente el maestro Reyes Heroles.