POR: REDACIÓN
Torreón, Coahuila.-
Ninguna de las plantas tratadoras que hay en La Laguna está cumpliendo con el retiro de metales pesados que establece la Norma Oficial Mexicana (NOM), lo que limita su reutilización y contribuye a la contaminación de los mantos freáticos, ya de por sí contaminados con grandes cantidades de arsénico, afirmó el ingeniero Marco Antonio Álvarez Vázquez, especialista en el tema de tratamiento de aguas residuales.
Entrevistado en exclusiva por Sin Censura, el especialista oriundo de Tijuana, Baja California; señaló que si bien no se cuenta con datos proporcionados por las plantas residuales para su análisis, “sabemos que no están cumpliendo con esta parte”, añadió el director general de los laboratorios DIMEC, con sede en la ciudad fronteriza.
Álvarez Vázquez, manifestó que si se tratan de manera adecuada, las aguas residuales tienen un gran número de usos, principalmente, “para infiltrar el subsuelo, o sea, para recargar los mantos freáticos, pero obviamente si viene cargada con metales pesados lo que estamos haciendo es contaminar más los mantos freáticos”.
Asimismo, “puede utilizarse para el riego de cultivos, sin que esto represente un riesgo para la salud de los consumidores, riego de áreas verdes hasta uso industrial, de hecho, nosotros tenemos procesos de tratamiento en recirculación de procesos industriales que están funcionando bastante bien”.
El especialista visitó La Laguna para dictar una conferencia sobre el manejo de aguas residuales tratadas mediante el proceso de electrocoagulación, “que resulta muy eficiente para el retiro de metales pesados, y de hecho ya se han hecho varios estudios en la zona con diferentes calidades de agua de extracción de pozo y la electrocoagulación ha funcionado siempre sin importar el nivel de arsénico y otros metales que presente el agua”.
La electrocoagulación, afirma el entrevistado, es un “método muy sencillo, es en base a electrolisis, que es la inyección de corriente eléctrica en un electrolito, es decir, el agua que está contaminada tiene alta conductividad, entonces, por lo mismo, la corriente eléctrica tiene la capacidad de pasar a través del agua y capturar todos estos metales pesados y los transforman en coágulos, y esos son los que al filtrar nosotros podemos retener”.
Pero además, los lodos residuales, “son aproximadamente un 20 por ciento menos de lo que genera una planta tratadora convencional, con la diferencia de que los lodos generados por la electrocoagulación son inertes porque están desinfectados, debido a que estamos electrocutando todo tipo de ser vivo que esté en el agua, entonces, no hay forma de que haya ni virus ni bacteria en estos lodos, lo cual es una gran ventaja, porque no son dañinos para nadie y se pueden utilizar para áreas verdes como fertilizante”.
Y entonces, si el método es tan efectivo y económico, ¿Por qué se siguen gastando millones de pesos en la compra de filtros que terminan siendo inútiles? La respuesta de Álvarez Vázquez es contundente: “el problema es político, realmente están bloqueando este tipo de cuestiones”, simplemente, porque no representan un negocio para quienes están involucrados con el tema.
Sin embargo, y a pesar de que las plantas tratadoras de la región se encuentran operando ya desde hace tiempo con métodos biológicos tradicionales, existe la forma de adaptar las mismas, si es que existiera realmente el deseo por mejorar la calidad de las aguas residuales, para que se puedan tratar por medio de la electrocoagulación, de acuerdo con Álvarez Vázquez: “los métodos biológicos funcionan bien, pero para la parte de metales no lo hacen correctamente, entonces, se puede dejar trabajar los métodos biológicos como están actualmente, y a pie de planta de tratamiento, al final, hacer un pulimiento con electro para retirar estos metales pesados, de tal manera, que se pueda llevar el agua a una calidad de NOM 127, que es agua con calidad suficiente que se puede usar para bañarse sin que represente peligro alguno para el usuario”.
Lamentablemente, como sucede en con muchas otras cosas en nuestro país, a pesar de existir una solución sencilla y económica para un problema de salud pública que pone en riesgo la salud de cientos de miles de personas en la región, lo gobiernos prefieren seguir invirtiendo millones de pesos en métodos que no representan una solución real, pero que sí son un muy buen negocio. Así las cosas.