POR: GUILLERMO OROZCO RODRÍGUEZ
“Los seres humanos, sin importar nuestra personalidad, gustos, tradiciones, formas de pensar, etc. nacimos para vivir en comunidad, por ello somos llamados seres sociales”.
Independientemente de la importancia que tuvo en el aspecto económico el que las haciendas algodoneras se convirtieran en ejidos a partir del 6 de octubre de 1936, otro rasgo fundamental fue el sentido comunitario que marcó la relación social de los habitantes de los nacientes poblados ejidales. Todos ellos se fueron poblando desde antes de esa fecha trascendental con personas que migraron de las entidades vecinas, principalmente del Estado de Zacatecas, a esa entidad le debemos nuestras costumbres, el estilo de hablar, el sentido religioso y la gastronomía.
Producto de esas migraciones fueron surgiendo caseríos alrededor de los cascos de las haciendas, la mayoría de ellas datan del año 1886, para ser precisos el 23 de Agosto de 1886, fecha en que se se firmó la escritura de venta de varias de las propiedades de la Señora Luisa Ibarra viuda de Zuloaga. Sus adeudos eran tan grandes que no le quedaba otro recurso, y así fue como la Firma Rapp, Sommer y Compañía, Sucesores de D. Agustín Gutheil y Cía., adquirieron en Doscientos veinte mil pesos, las siguientes propiedades: El Torreón con sus ranchos El Tajito, San Antonio y San Luis, y además la Hacienda de San Antonio del Coyote, con sus ranchos el Hormiguero, Solima, Guadalupe, Purísima, Solís y Granada. Así se desvaneció un latifundio enorme que llegó a tener Leonardo Zuloaga con una extensión de 526,238 hectáreas.
San Antonio de los Bravos fue una hacienda en la que habitaban peones que generalmente iban de paso a otras propiedades, pues al sur de la misma pasaba el camino real que iba del rancho del Torreón al poblado de Matamoros y a la hacienda de Hornos, sin embargo a fines del siglo XIX y principios del XX empiezan a llegar migraciones de familias de Zacatecas, Durango y de otras entidades, que se establecieron definitivamente en ese lugar.
Todas las haciendas de la comarca lagunera siguieron el ejemplo de la huelga iniciada en Manila, Municipio de Gómez Palacio; Durango en 1935, misma que exigía demandas de carácter proletario, pero que finalmente culminó con la expropiación de las grandes haciendas algodoneras. Antes del reparto se formaron organizaciones sindicales de trabajadores del campo denominados sindicatos rojos que asesorados por obreros de la ciudad lograron una fuerza importante de trabajadores laguneros.
En San Antonio de los Bravos el Sindicato rojo fue encabezado por J. Isabel López, Ismael Castruita, Apolonio Carrillo, Francisco García y José Ordaz entre otros, quienes organizaban sus asambleas sindicales en la escuela antigua del lugar, que era un amplio bodegón construido enfrente de la casa grande, la propiedad estaba en manos del matrimonio English, formado por James W Englis y su esposa Thelma A. de English al momento del reparto alguien les aconsejó una maniobra legaloide, de que escrituraran por separado la mitad del predio, es así que la Señora Thelma escrituró 440 hectáreas de riego más 10 hectáreas ocupadas por el caserío, mientras el Señor James W. English hizo lo propio escriturando 450 hectáreas, por lo que al momento de la expropiación lograron mantener 300 hectáreas en lugar de 150 que era lo que marcaba la ley.
Las condiciones de vida después del Reparto Agrario cambiaron sustancialmente en la Comarca y en San Antonio de los Bravos, se establece el Banco de Crédito Ejidal, se organizaron los Ejidos en unidades de producción con un espíritu de trabajo organizado en Sociedades de Crédito Colectivo Ejidal, el funcionamiento de Escuelas Rurales Federales, Cooperativas de Consumo, que hicieron posible que el nivel de vida de los ejidatarios y sus familias cambiaran sustancialmente.
Gracias al Reparto los ejidatarios tuvieron oportunidad de enviar a sus hijos a escuelas de tipo profesional, en el caso de San Antonio las primeras profesionistas que tuvieron acceso a una Escuela Normal Rural y se convirtieron en Profesoras de Educación primaria y que constituyeron un orgullo para los habitantes del lugar fueron: Flora Vázquez Navarro, Isidora Martínez Reyes Heriberta González Lozano y Aurelia Domínguez Martínez. Con visión de futuro iniciaron sus estudios en la Escuela Normal Rural “Mariano Escobedo” ubicada en Galeana Nuevo León. Por circunstancias diversas no todas egresaron de esa normal.
Flora Vázquez Navarro, había nacido en la población de Juchipila; Zacatecas el año de 1933 y muy pequeña llega a la aun hacienda lagunera donde se estableció su familia, fue hija del ejidatario primordial Vicente Vázquez Godoy, y al concluir sus estudios de secundaria, decide trasladarse a la Escuela Normal Rural “Justo Sierra Méndez” de Cañada Honda; Aguascalientes de donde egresa como Profesora de educación primaria.
La Profesora Isidora Martínez Reyes nunca cambió de institución y egresa de la Escuela Normal Rural de Galeana Nuevo León, nació el año de 1934 en el mismo poblado donde radicaba su padre Trinidad Martínez Esquivel. Mientras que la Profesora Heriberta González Lozano nació el año de 1926 en el estado de Durango, siendo hija del Señor Ventura González Hernández, de la normal de Galeana donde inicia su preparación, decide terminar sus estudios en el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio.
El pasado 24 de abril de 2019 se cierra una etapa de la historia local de esta población con el fallecimiento de la Profesora Heriberta González Lozano, días antes el 14 de abril falleció la Profesora Isidora Martínez Reyes, mientras que la Profesora Flora Vázquez Navarro había fallecido también desde septiembre de 2012.
Rescatar esos pequeños trozos de la historia de los pueblos, es hacer comunidad.
¡PRIMERAS PROFESIONISTAS! ¡PRESENTES AHORA Y SIEMPRE!
Guillermo Orozco Rodríguez.- Lunes 6 de mayo de 2019.
