POR: SAMUEL CEPEDA TOVAR
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Me tocó la suerte de coincidir en la conmemoración del día internacional del libro en el Tecnológico de Monterrey campus Saltillo, en la tercera feria del libro. A invitación de súbito accedí a asistir a la presentación de un libro sobre biodiversidad. Debo confesar que no iba preparado ni mental ni física ni emocionalmente para dicho evento, no obstante, me pareció un acontecimiento con dos mensajes urgentes que deben ser difundidos para el desarrollo futuro de la humanidad. En primer lugar, el primer mensaje es la urgente necesidad de fomentar lectores en nuestro país. Es una verdadera lástima que el recinto de la presentación ubicado en la biblioteca del tecnológico (desde luego mucho más pequeño que un auditorio) no llenara siquiera la mitad de los asientos disponibles. Ello denota la falta de interés en la presentación de libros de interés general, así como se evidencia la falta de lectura del grueso de los mexicanos. Según el INEGI, los mexicanos leemos en promedio 3.3 libros al año. Si nos comparamos con los finlandeses que leen aproximadamente 10 al año, estamos a una distancia bastante considerable en cuanto a los buenos hábitos de la lectura. Sin ir tan lejos, en mi propio grupo de alumnos, de un promedio de 30 y 35 alumnos por semestre, solo dos o tres, cuando mucho, saben leer de manera fluida y con cierto grado de comprensión aceptable. Por ello cobra sentido ese estribillo que dice: “cuando lees se nota y cuando no lees se nota más.” No se necesitan conocer las cifras del INEGI para desnudar la realidad de la lectura en México. Pienso en la tesis de Sartori cuando hace alusión al Homo Videns como la forma de cultura del mexicano. La televisión como fuente de información, aunque cabe precisar que ahora las redes sociales supone ser fuentes de información, pero igual de cuestionables. Ante ello, los esfuerzos deben venir no solo de los centros educativos, sino de los mismos hogares en cuanto al cultivo del hábito de la lectura. La otra urgente necesidad de difusión es el mensaje de la presentación del libro sobre Biodiversidad. Estamos ante un cataclismo ecológico, como especie estamos depredando salvajemente nuestro entorno. Las fotografías presentadas cumplieron con su cometido: alarmar a los presentes sobre el futuro incierto que nos espera ante la depredación de recursos naturales y la falta de respeto que hemos tenido hacia el medio ambiente: especies extintas, recursos hídricos sobreexplotados, contaminación, deforestación, caza indiscriminada, sobrepoblación humana, agotamiento de recursos, y un sinfín de calamidades que según el expositor, nos conducen inexorablemente a escenarios ignominiosos de escasez y sufrimiento. La presentación me recordó la campaña de concientización de Al Gore y “una verdad incómoda.” La alarma coyuntural, y después la apatía por nuestro entorno. Dos mensajes importantes para el desarrollo de la humanidad, cultural y ecológicamente nos hacen falta esfuerzos y estrategias que nos conduzcan como sociedad y como especie a mejores escenarios que supongan calidad de vida sin comprometer nuestro futuro. Lectura y conciencia ecológica, dos tareas pendientes.