POR: REDACCIÓN
Torreón, Coahuila.-
Cada 30 de abril se celebra el “Día del Niño”. Se trata de una conmemoración que nos recuerda que los pequeños tienen derechos fundamentales e inalienables, entre ellos, a la educación, el juego, la protección, tener un nombre, etc. En un mundo perfecto, todos los niños vivirían en una situación ideal, pero estamos muy lejos de que así sea, pues millones de niños “celebrarán” su día trabajando.
De acuerdo con la organización internacional Humanium, más de 250 millones de niños en el mundo trabajan, y más de 150 millones de ellos lo hacen en condiciones peligrosas. Un millón de niños en el mundo son víctimas de tráfico humano. Las peores formas de trabajo infantil consisten en formas de esclavitud o similares, incluyendo las prácticas que ponen en riesgo su salud como la pornografía y la prostitución.
Nuestro país, tristemente, no está exento de esta situación. Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México hay 2 millones 475 mil niños que trabajan y 2 millones 217 mil menores que realizan labores no permitidas (aquellas que ponen en riesgo su salud, afectan su desarrollo o bien se llevan a cabo por debajo de la edad mínima establecida por la Ley Federal del Trabajo). Es decir, más de 4 millones y medio de niños y adolescentes trabajan en nuestro país.
Del total de menores de edad que realizan algún tipo de trabajo, el 30 por ciento son niñas y el 70 por ciento restante niños. Cabe señalar que el INEGI distingue entre dos tipos de trabajo: el trabajo económico y el trabajo doméstico. Entre las principales causas para que los niños se empleen a cambio de una remuneración económica se encuentran: 23.5% para pagar sus gastos escolares; 23.5% lo hace por gusto; el 16.8% porque en su hogar se requiere de su colaboración; el 14.3% lo hace por aprender un oficio; el 11.5% para pagar deudas y el 10.1% porque en su hogar se requiere de la aportación económica.
Del universo de niños que realizan un trabajo, el 42.5% no recibe un salario (colaboran en actividades domésticas, por ejemplo), seguidos por aquellos que reciben un salario mínimo 28.8% y solo 7.5% perciben ingresos mayores a dos salarios mínimos.
¿EN QUÉ TRABAJAN?
Según las cifras consultadas por Sin Censura, el 30.2% de los niños que trabajan se emplean en actividades agrícolas y ganaderas; el 23.2% lo hace en la industria, minería y construcción; el 16.8% en actividades comerciales; el 9% en actividades de apoyo; el 6.2% como vendedores ambulantes; el 5.7% se emplean como trabajadores domésticos; el 5% como personal de vigilancia y apoyo personal; y el 3.9% desarrolla otro tipo de actividades.
Lo que no mencionan las cifras oficiales publicadas por el INEGI es una triste realidad: en México la explotación sexual infantil está creciendo a niveles alarmantes. De acuerdo con el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), Cancún es la ciudad mexicana ubicada en cuarto lugar a nivel mundial en lo que a turismo sexual infantil se refiere, mientras que en otras ciudades como Acapulco, Puerto Vallarta, Los Cabos, Tijuana y la Ciudad de México la incidencia es preocupante.
Se trata de una actividad que está estrechamente ligada al crimen organizado, pues las redes de trata de personas son una de las ramas en que las bandas han diversificados sus actividades ilícitas para maximizar sus ganancias, que se cuentan por millones de dólares anuales a costa del sufrimientos de decenas de miles de niños.
El Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), tiene registros de que en el último año alrededor de 20 mil menores fueron víctimas de explotación sexual, siendo el turismo sexual una de las actividades de mayor crecimiento en este rubro, pues se tienen registrados una gran cantidad de casos en que ciudadanos de Estados Unidos y Canadá vienen a México para grabar material pornográfico con niños y luego regresan a sus países de origen para comercializarlo.
Asimismo, ciudadanos europeos, principalmente provenientes de Holanda, Alemania e Inglaterra, viajan a ciudades mexicanas con la intención de tener un encuentro sexual con menores de edad. Como se mencionó, se trata de una actividad que registra un crecimiento exponencial en los últimos años.
La pobreza es la principal razón por la que muchos niños se ven obligados a depender del turismo sexual, aunque muchos otros son víctimas de redes de trata de personas. En cualquier forma, se trata de una actividad ilícita que no tiene políticas públicas claras y definidas encaminadas a proteger a los menores de una actividad que pone en riesgo su salud, además de que termina con su dignidad y los introduce a un mundo donde ningún niño debería estar.