POR: REDACCIÓN
* “Compran” coches que nunca reciben
Torreón, Coahuila.-
El modus operandi es el mismo; un vendedor de FAMSA se acerca al cliente y le ofrece un crédito para adquirir un automóvil de manera sencilla y rápida. Sin necesidad de comprobar historial crediticio ni ingresos, los vendedores afirman que después de depositar el importe de la cuarta mensualidad a manera de “enganche”, recibirán el modelo de auto prometido.
Hasta aquí todo bien, el problema viene cuando quienes cayeron en la treta se dan cuenta que pasan cuatro, cinco, seis meses y no reciben el coche. Para entonces, como es previsible, los vendedores responden las llamadas, si es que alguna vez responden, con evasivas; “estoy ocupado”; “dame cinco minutos”; “no estoy en la oficina”, y los días y las semanas y las mensualidades se acumulan sin que se cumpla con lo pactado.
Ese es el caso de Karla, una joven lagunera que cuenta con negocio propio, pero sin historial crediticio. Como su marido trabaja en Estados Unidos y le envía dinero a través de FAMSA, Karla acudía de manera regular a la sucursal ubicada en el bulevar Rodríguez Triana, donde reiteradamente le ofrecían el crédito para obtener un auto, como ya se dijo, de manera “rápida y segura”.
Sin embargo, Karla no se decidía en adquirir el compromiso, hasta que, por insistencia de su marido, decidió hacerlo y acudió a la sucursal de FAMSA ubicada en el la confluencia de Avenida Juárez y Calle Xochimilco, donde conoció a Gabriela Cervantes, quien le dijo que el único requisito que había que cumplir era abrir una cuenta de ahorro en la que se depositara dinero durante tres meses para comprobar ingresos.
“Me prometieron que pagando cuatro mensualidades adelantadas me entregaban mi carro. Ya llevó seis mensualidades y ni siquiera son para hablarle y decirme; no se te autorizó o no se pudo; no me dicen nada, ni para bien ni para mal”, relata Karla en entrevista con Sin Censura.
De acuerdo con su testimonio, la fecha de entrega del automóvil sería el 25 de diciembre pasado, “pero sigo depositando los 3 mil 500 pesos mensuales del crédito y nada. Yo cotice un Aveo, pero estoy pagando un Beat, y cuando me entregaran el carro iba a pagar la diferencia, pero ya llevo más de 20 mil pesos depositados y ahora ya ni las llamadas me responden”, añadió.
El detalle es que los vendedores de FAMSA primero le piden al “cliente” que pague, y luego hacen el trámite de crédito. Según la entrevistada, ella debía entregar la papelería, a más tardar, el 4 de diciembre, una vez que se cubrieran las cuatro mensualidades de enganche. “Pero no, Gaby me la fue retrasando; me decía, dame chancita es que estoy ocupada, o esto o aquello. Hasta que me vio molesta me recibió nada más para decirme que me tenía que sacar una cita para la entrega de la papelería, pero ya era 20 diciembre y, supuestamente, me entregaban mi carro el 25.
“Finalmente, me dice, ven el lunes (24 de diciembre), sí te reciben”. Ese día, Karla entregó su papelería y la de su papá, quien fungió como aval para el crédito. Creyendo que el problema estaba solucionado, dejó de insistir, sin saber que el camino que debía recorrer era todavía largo.
Fue hasta un mes después, 24 de enero del presente año, cuando Karla intentó contactar nuevamente a Gabriela Cervantes, vendedora de FAMSA: “Le marqué casi un mes después, y le digo; Gaby, qué onda con la papelería, y me dice; ahorita te checo, y fue todo. Al día siguiente le mandé un mensaje y me manda nada más una captura de pantalla a la que no le entiendo. Mi papá la ve y me dice; hija aquí dice que tu papelería apenas la mandaron ayer; pero cómo si la entregue hace un mes”.
Ante tal situación, la afectada decidió acudir personalmente, el lunes 6 de febrero, a la sucursal de FAMSA para conocer el estado en que se encuentra su crédito. Allí, cuestionó directamente a Gabriela Cervantes, quien se limitó a proporcionarle el número de Héctor (no se proporcionó apellido), superior de la vendedora de FAMSA: “márcale a él y que él te diga”, fue todo lo que obtuvo por respuesta.
“Al día siguiente, el martes, le estuve llamando y llamando a esta persona y no me contestaba. Finalmente, cuando me toma la llamada, me dice; dame 5 minutos, estoy ocupado. Le llamó otra vez y me dice que ya no está en la oficina, que ya no me puede atender. Lo intentó otra vez el jueves y otra vez; dame cinco minutos, es que no estoy en la oficina.
“Le llamé del celular de mi papá, porque yo sabía que ya no me iba a contestar, como me escuchó molesta entonces me toma la llamada y me pregunta mi nombre y me dice; aquí aparece que apenas entregaste papelería, y además de lo que entregaste necesito tus dos últimos estados de cuenta.
“Entonces, me están pidiendo estados de cuenta de diciembre y enero, pero mi esposo llegó de Estados Unidos en noviembre y la tarjeta no se mueve, y entonces Héctor me responde que hay que depositar en febrero y marzo, y en abril me traes la papelería, y de tu aval necesito el comprobante del agua, del teléfono por los dos lados y los estados de cuenta, cuando yo ya los había entregado. Pues otra vez”, fue todo lo que Héctor le dijo. Fu entonces que Karla se dio cuenta que sería el cuento de nunca acabar.
La situación ha sido tan desgastante y estresante, que Karla afirma que, simplemente, ya no quiere el carro, lo único que desea es recuperar su dinero y olvidarse de la amarga experiencia que Gabriela Cervantes, Héctor y FAMSA le han hecho vivir: “quiero mi dinero, porque hace diez días que fui y no me han hablado para decirme qué está pasando, pero eso sí, entre el 1 y 3 de marzo me van a pedir que deposite la mensualidad, y no lo voy a hacer”.
Por lo anterior, Karla ha decidido acudir directamente a la delegación regional de la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO), donde, actualmente, existen decenas de expedientes de casos como el suyo en contra de FAMSA, por el incumplimiento en la entrega de automóviles supuestamente “adquiridos” por medio de su financiera.
Finalmente, hace el llamado para que nadie caiga en la misma triquiñuela. Sí usted o alguien cercano se encuentran con Gabriela Cervantes, vendedora de FAMSA, o Héctor, su compañero, y les ofrecen un crédito fácil y rápido para obtener un auto, recuerde la historia de Karla y decenas de personas que les creyeron y hoy viven un calvario. Bien dice el dicho que más vale una vez colorado que mil descolorido.