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Edición:
25-Nov-2024
Año
21
Número:
928
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LADRÓN QUE ROBA A LADRÓN… / 688


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Por:
Sin Censura
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26-01-2019
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Edición:

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POR: DANIELA CARLOS ORDAZ

@DanielaCarlos.

Dice el viejo y reconocido refrán: “Ladrón que roba a ladrón, tiene cien años de perdón”. ¿Esto se podría aplicar a los que “robaron” el combustible de los ductos que supuestamente estaban protegidos?

Me pareció, de lo más aberrante, ver como personas se burlaban y hasta hacían “memes” de las personas que se quemaron durante la extracción del líquido. No es que defienda a estas personas, y mucho menos a los huachicoleros, a final de cuentas, ellos sabían a lo que se exponían. Pero esto no significa que hagamos burla de las tragedias de otros.

Para ello, primero definamos, para quienes no sabemos a ciencia cierta, lo que es el “huachicoleo”.

Huachicoleros: Se les llama así coloquialmente a los ladrones de combustibles a través de tomas clandestinas en la red de ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex).

¿Por qué? Porque ellos también "recolectan" poco a poco el combustible el cual venden para obtener sus ganancias.

Los estados que lideran el robo de hidrocarburos son Puebla, Guanajuato, Tamaulipas, Estado de México, Hidalgo y Jalisco, de acuerdo el Observatorio Ciudadano del Instituto para la Gestión, Administración y Vinculación Municipal (Igavim), pues en ellos se han detectado más tomas clandestinas.

A partir de esto, nos damos cuenta, que quienes hacen uso indebido de los hidrocarburos, están cometiendo un delito, y un delito grave, que además de exponerse ellos mismos, exponen a muchos más, como fue el caso de Tlahuelilpan, en el estado de Hidalgo, donde seres indefensos como los niños, perecieron en el incidente.

Esto, no es lo más escabroso de la situación, lo más escalofriante, es la frialdad con que la sociedad reaccionó ante estos hechos. Tal pareciera que nos hemos vuelto inmunes ante el dolor ajeno.

Nos causa placer saber que personas que aprovecharon el cierre de una toma, hayan salido fuertemente dañadas por un accidente.

Lamentable la manera de actuar del ser humano, y sobre todo del mexicano, ha dejado mucho que desear durante las últimas décadas; el mexicano que se alegra de la desgracia ajena, el que no se inmuta al ver sufrir a otros. Todos aquellos “retestinados”, personas que se quejan de todo y por todo, pero no hacen nada por remediar la situación. Solo sabemos criticar y herir, ya sea con nuestras palabras, o con nuestras acciones.

Luego, vemos con tristeza en las escuelas, a niños maltratar a los animales, a las plantas y hasta sus mismos pares sin sentir remordimiento alguno.

Los padres asombrados, se preguntan como un niño puede comportarse así. Simple, porque es el ejemplo que ve; y es preocupante que vayan a ser esos niños que le faltan el respeto a sus mayores, que no aceptan límites, que no tienen conciencia de sus actos y son exentos al sufrimiento, quienes vayan a gobernar a nuestro país.

¿Se han preguntado eso alguna vez, en manos de quiénes estamos dejando nuestro futuro? Aún estamos a tiempo papás y maestros, podemos en verdad transformar a nuestro país. Que si bien es cierto, se han modificado algunos temas en poco tiempo, la educación incluida en ellos, la verdadera educación se aprende en casa, no en la calle, ni en las escuelas.

La esperanza de México no está en el futuro, está ahorita en nuestras manos. De nada le va a servir al alto mandatario hacer innovaciones, si la principal transformación que se necesita hacer es la interna, la propia, la nuestra. Cambiar de manera de ser y de pensar, para poder modificar nuestro entorno, y que se vea reflejado en nuestro exterior.

Así, podremos evitar sucesos, como el de Hidalgo y otros que se pudieran suscitar. Aprendiendo a respetar lo que no es nuestro y enseñando a nuestros hijos y alumnos a hacer lo mismo. Si cada uno de nosotros hiciéramos lo que nos corresponde como ciudadanos, seríamos parte de una verdadera evolución, y nuestro país, sería un mejor lugar para vivir.

Y para qué son las alas, sino más que para volar…

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